Tras analizar varias sentencias dictadas en los últos meses el Tribunal Supremo en las que discute algunos de los criterios que incluyen los baremos de méritos para el acceso a la titularidad de oficinas de farmacia, y aprovechando que actualmente se tramita en Aragón un proyecto de decreto con un nuevo baremo, la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (Sefac) ha manifestado que las farmacias en España, como establecientos sanitarios privados de interés público, están reguladas normas estatales y autonómicas para garantizar una cobertura y un nivel ópto de calidad y servicio farmacéutico a la población, y ese es el pilar sobre el que se deben establecer los criterios (baremos de méritos) que deben cumplir los farmacéuticos candidatos a su dirección técnica.
Asismo, la asociación de farmacéuticos comunitarios también recuerda en un comunicado que aunque la ordenación y control de las farmacias, y tanto el estableciento de los baremos de méritos para el acceso a nuevas licencias, sea competencia de las autonomías, todas las farmacias del Estado deben ofrecer un nivel míno homogéneo de calidad en el servicio, y para ello es clave que los baremos pren siempre la capacidad del candidato para la prestación de servicios asistenciales (años de ejercicio demostrables y formación asistencial realizada) sobre otros asuntos menores para tal fin.
Y es que, en opinión de los miembros de la Sefac, ‘actualmente existen criterios excesivamente heterogéneos en los diferentes baremos vigentes en las distintas comunidades autónomas, algunos de los cuales, inadecuados, perjudican enormemente a la farmacia comunitaria y su prestigio como servicio sanitario'.
Entre estos criterios excesivamente heterogéneos podemos citar aquellos requisitos formativos no relacionados con la práctica profesional, como el idioma. ‘Aun entendiendo que en algunas autonomías hay otro idioma oficial además del español y que es deseable que quien va a ejercer una profesión allí lo conozca, este requisito no puede tener un valor silar o incluso superior al de un doctorado o un posgrado en farmacia asistencial', apuntan desde la organización farmacéutica.
En la misma línea, desde Sefac también rechazan aquellos requisitos que dificultan la movilidad de profesionales dentro de España, los que equiparan el ejercicio fuera del ámbito asistencial al del farmacéutico comunitario, beneficiando a profesionales que no han tenido contacto con pacientes y aquellos que no están orientados a la dirección técnica de una oficina de farmacia o a la tarea asistencial del farmacéutico como profesional sanitario, o los que pran más el conociento que las habilidades y destrezas adquiridas durante años de ejercicio.
Finalmente, Sefac también se muestra en desacuerdo con los baremos que no reconocen los cursos, incluso aunque estén acreditados la Comisión Nacional de Formación Continuada (Ministerio de Sanidad) o sus órganos autonómicos equivalentes, si no han sido promovidos la Administración, la Universidad, o una organización colegial, como ocurre en varias autonomías y se prevé en un proyecto de decreto aragonés actualmente en proceso de tramitación y alegado Sefac. Esta medida deja fuera de manera injustificada y arbitraria cursos promovidos o avalados sociedades científicas reconocidos y acreditados organismos oficiales.
En resumen, para la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria, se debería valorar todo aquello que ayude a desarrollar la carrera profesional del farmacéutico comunitario, es decir: publicaciones, asistencia a congresos, presentación de comunicaciones, participación en programas y estudios relacionados con la atención farmacéutica, actividades de docencia relacionadas con la farmacia asistencial, pertenencia a asociaciones científicas sanitarias, formación en farmacia asistencial o atención farmacéutica y años de ejercicio con pacientes (incluso estableciendo un míno si es preciso).
