Año tras año, distinguidos altos cargos pasan el corredor de los premios. Pero es un corredor con trampa, en el que entran creyendo que van a acabar con gloria, y acaban con pena. Y como en este desconfiado sector ya no se cree en las casualidades, se ha extendido el rumor de que el 'premiante' es gafe y que 'donde pone el premio, pone la bala'. Nadie quiere estar en su lista de candidatos, algo que resulta difícil si tenemos en cuenta que se lleva premio hasta el apuntador. El últo en sufrirlo en sus cas ha sido un consejero. ¿Quién será el próxo?
Los murciélagos nunca duermen….










