A menudo las empresas infravaloran la relevancia de los empleados para sus resultados económicos. Se tiende a centrar los esfuerzos en la optización de procesos, reducción de costes, conociento de clientes…olvidando la tancia de contar con empleados motivados y alineados con la estrategia empresarial. No basta con comunicar unos objetivos y estrategias anualmente, sino que hay que ser capaz de calar en los empleados, convencerlos y finalmente convertirlos en los embajadores de nuestra compañía y consecuentemente de nuestra marca. Aquí es donde entra en juego la necesidad del desarrollo y explotación de la marca internamente.
No olvidemos que la marca no solo es tante para los clientes, sino también para los empleados. Resulta prescindible que éstos crean en su marca y en lo que ésta representa, con el fin de conseguir una fidelidad igual que se busca la fidelización del cliente. Porque los empleados comunican la marca, son la cara visible del negocio, son tadores del talento y conociento de la compañía, tienen la capacidad de atraer más talento…Y todo esto se puede resumir en mayores ingresos y beneficios para la empresa.
Por ello, es tante definir y desarrollar un programa de motivación y satisfacción del empleado, basado en la creación de vínculos tanto emocionales (Ej.: el orgullo de trabajar para una marca atractiva como Apple) como racionales (Ej.: contenido de trabajo estulante) entre los empleados y la empresa. Esta vinculación se debe hacer tangible en un plan de acción integral que se dirija e involucre a toda la organización. Pero no se debe tratar de acciones aisladas, sino que debe pregnar todos los ámbitos de la organización, desde una comunicación puntual hasta los elementos que conforman el día a día de nuestros empleados. Además, la efectividad de las acciones dependerá de nuestra capacidad para alinearlas con el posicionamiento y objetivos de la compañía, y de adaptarlas a las necesidades concretas de la empresa y los empleados.
Y es justo en momentos difíciles para la economía, como el que se experenta actualmente, cuando más se necesita plantar un programa de este tipo. Porque ofrece la otunidad de identificar y desarrollar acciones de motivación de empleados que compensen las litaciones presupuestarias de las empresas: incentivando el aumento de la productividad con medios no económicos, reteniendo y atrayendo talento, y compensando el posible nerviosismo e inseguridad que genera una crisis entre los empleados. Este tipo de programas no necesariamente plica un gran desembolso económico sino que, a través de un adecuado análisis, voluntad y creatividad, se pueden identificar múltiples iniciativas con gran pacto y a un coste reducido.
Teniendo en cuenta las ventajas que ofrece un programa de motivación y explotación de la marca internamente, es hora de que todos reflexionemos y hagamos un ejercicio de autocrítica que nos ayude a determinar si estamos desarrollando convenientemente el potencial interno de nuestros empleados.
Seamos capaces de mirar más allá de los factores que tradicionalmente han dado respuesta a nuestros problemas económicos, y que son litados, e intentemos complementarlos con el desarrollo y explotación del potencial interno. Porque la eficiencia, como todos sabemos, no se lita a la minización de costes, sino al aprovechamiento integral de los recursos disponibles. Y nuestros empleados son uno de los recursos más tantes con los que contamos (si no el que más), y más en momentos de crisis como el que vivos actualmente.
Maria del Carmen Lopez, Consultora de BBDO Consulting










