Será en la pravera de 2009 cuando conozcamos la decisión del tribunal europeo de Luxemburgo sobre los casos de Italia y Alemania, ambos relacionados con el dictamen motivado planteado la Comisión Europea contra el Reino de España su modelo de farmacia. Sin embargo, tal y como apuntó Pedro Capilla, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos en la reciente reunión organizada la Asociación para la Promoción de la Asistencia Farmacéutica (Aproafa) en Bruselas, ni siquiera el posible varapalo que pueden sufrir ambos países hará que España dé la guerra perdida y cese en su empeño defender nuestro modelo de farmacia.
Con la oposición del gobierno español, de representantes de la farmacia, de los pacientes y consumidores (tal y como quedó patente en palabras del Presidente del Foro español de Pacientes, Albert Jovell, y de José Carlos Curtiño, de la Unión de Consumidores de España, ambos presentes en la reunión de Bruselas), la CE sigue adelante en su empeño liberalizar el modelo español. Pero si algo va bien ¿ qué cambiarlo?
El que tenemos en nuestro país es un modelo regulado (en función del número de habitantes de cada municipio) y planificado, que establece distancias mínas entre las oficinas de farmacia, evitando la proliferación de farmacias en las zonas más rentables y la ausencia en zonas más desfavorecidas, y haciendo posible un reparto homogéneo que permita a cada habitante tener una farmacia cerca.
Gracias a esta planificación, que se llevó a cabo en 1941, España se ha convertido en uno los países que más farmacias tiene habitante, una cada 2143, superada tan sólo Grecia y Bélgica, consiguiendo así que un 99% de la población disponga de una oficina de farmacia en el lugar que reside.
La farmacia española también cuenta con otra peculiaridad, que la convierte en un modelo único, y es que el 80% de la distribución está en manos de los propios farmacéuticos, lo que permite que los medicamentos lleguen en igualdad de condiciones y puntualmente a cualquier parte del país.
Tenemos un modelo cercano, accesible, con una atención farmacéutica de calidad, que a pesar de gozar de gran confianza entre los ciudadanos (un reciente informe del Instituto Nacional de Consumo sobre las reclamaciones de las organizaciones de consumidores, da como resultado que las reclamaciones sobre Farmacia solamente alcanzan un 0,22%, mientras que en otros servicios se llega hasta el 14%), se ve en peligro el Dictamen de la CE.
Sirva como ejemplo el caso de Noruega, país que liberalizó su modelo de farmacia en 2001, medida que ha provocado que la mitad de los municipios no dispongan de farmacia, y que el 80% de las mismas esté repartidas entre tres grandes multinacionales.
Y son precisamente los intereses de esas multinacionales, los que, según Pedro Capilla, están prando ante la Comisión Europea, que sigue adelante con el Dictamen Motivado, a pesar de que el artículo 152 del Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea, reza en su apartado 5: ‘La acción comunitaria en el ámbito de la salud pública respetará plenamente las responsabilidades de los Estados miembros en materia de organización y suministro de servicios sanitarios y asistencia médica'. ¿En qué quedamos?
Seguiremos Informando…