Esta es como la del 29, decía un magno banquero hace casi un año. Y ha sido. Ayer lo vos en apenas unas horas: pánico, desconfianza, desplome. A la secuencia solo le faltan los caídos desde las plantas superiores de Wall Street. La quiebra de Lehman Brothers aplaza la salida de la crisis española. Habrá menos dinero para financiar las empresas españolas. Sin préstamos, sin ahorro nacional, el despegue tardará más. La crisis no toca fondo. Nadie sabe dónde está el final.
Ante la cruda realidad, Zapatero huye a Turquía, para celebrar el final del Ramadán. Se ha sumado a una fiesta religiosa, el laico Zapa, el que aboga que la religión se quede en un territorio ínto, fuera del espacio público, alejado de la política. Habla de la huella del Islam en España. Nada. Aquí confunde religión con cultura. La herencia cultural árabe es magnífica. La del Islam equivale a cero, salvo que se quiera fomentar esa fe que proscribe a las mujeres.
Zapa no ha dicho nada de la situación financiera internacional. Otros gobiernos, el francés, el alemán, el británico, hablaron ayer a sus poblaciones. Emitieron mensajes de confianza para poner fronteras al alcance de la crisis financiera. En España nadie. Desde fuera se señala a las Cajas, al Banco Pastor, aquí silencio. Estamos ante una crisis de confianza, y el gobierno español es incapaz de insuflar fe, como no sea en la liberación islámica, últa esperanza de los laicistas para terminar con Roma.
ALFREDO URDACI, PERIODISTA
