Cada año se diagnostican en España 346.000 casos de cáncer de próstata, un tumor que causa la muerte de cerca de 5.800 pacientes al año, cifra que puede descender si se realiza una detección precoz. Esta semana Europa celebra la Semana Urológica.
Por este motivo, los profesionales sanitarios han hecho un llamamiento a la población masculina mayor de 50 años para que se revisen la próstata, con motivo de la celebración de la Semana Urológica Europea.
Así, ante el aumento de la incidencia de tumores prostáticos debido al envejeciento de la población los expertos advierten a los hombres de que se sometan a revisiones periódicas a partir de los 50 años y una vez cumplidos los 45 si tienen antecedentes familiares. Sin embargo, menos del 10 ciento acude al urólogo periódicamente.
El principal riesgo de padecer este cáncer, considerado la tercera causa de muerte en los hombres tras el tumor de pulmón y de estómago, es la edad, aunque la obesidad también puede elevar la posibilidad de sufrir este problema. En este sentido, los expertos alertan del peligro de incrementar el consumo de cas rojas y grasas saturadas.
La clave para superar y llevar mejor esta enfermedad es el diagnóstico precoz, ya que permite garantizar la supervivencia en el 80 ciento de los casos, aunque al mismo tiempo el doctor del Servicio de Urología del Hospital Fundación Alcorcón de Madrid, Carlos Llorente, afirma que la utilidad del diagnóstico precoz no está demostrada en el conjunto de la población.
A pesar de que no esté completamente probado, los expertos inciden en la tancia de acudir a la consulta ya que la mayoría de los afectados no suelen presentar molestias. Actualmente la detección en fases iniciales se consigue en el 75 ciento de los pacientes.
Además este tumor se caracteriza su lenta evolución, lo que permite que muchos pacientes puedan convivir un tiempo prolongado con la enfermedad. De hecho, sólo entre el 10 y 15 ciento de los pacientes con este cuadro clínico fallece este motivo.
Cuando la enfermedad está localizada, los médicos cuentan con dos opciones terapéuticas: la radioterapia y la cirugía. La intervención quirúrgica permite extraer la glándula prostática y analizarla para determinar con exactitud en qué etapa de creciento se encuentra el tumor. Esta operación se puede realizar mediante una intervención tradicional abierta o asistida robot.
En el caso de la radioterapia, se puede administrar vía externa (convencional) o plantando unas semillas radioactivas dentro de la próstata (braquiterapia). También existen otras opciones como la crioterapia y la HIFU (ultrasonidos) aunque todavía son experentales. Según Llorente, el tratamiento de estos tumores localizados dependerá 'de la edad del paciente y la agresividad del propio tumor'.
La terapia hormonal actúa bloqueando la producción de hormonas masculinas que son las que estulan el creciento del tumor. En estos casos, la indicación se lita a los casos en los que el tumor se encuentra ya diseminado (metástasis) o que ha habido una recaída tras la cirugía. Asismo ha demostrado ser útil como adyuvante a radioterapia en pacientes de alto riesgo.
Desde hace pocos años, se dispone de quioterapia que permite un 'ligero pero significativo' incremento en la expectativa de vida de los pacientes con metástasis y que son resistentes al tratamiento hormonal. 'En todo este proceso terapéutico es el urólogo, en su papel como médico del varón, el que podrá aconsejar la opción más adecuada para cada paciente y referirle a otros especialistas cuando sea necesario', concluye el doctor Llorente.
De izquierda a derecha,los doctores Carlos Llorente y José Manuel Cózar |
Aparte del tumor prostático, la Semana Urológica también facilita información a los ciudadanos sobre otras complicaciones prostáticas, como la hiperplasia benigna (HBP) y la prostatitis (inflamación de esta glándula). En este últo caso se trata de la infección e inflamación prostática más frecuente en el varón joven. Requiere un tratamiento farmacológico y el control periódico del profesional para su resolución.
Respecto a la HBP, a partir de los 40 años la próstata puede experentar un creciento progresivo de carácter benigno. El resultado es que la uretra queda comprida, lo que dificulta el paso de la orina y provoca, tanto, alteraciones al orinar. Aunque su inicio carece de síntomas, los signos más frecuentes son el aumento de la frecuencia urinaria durante el día, micción nocturna, necesidad urgente de orinar, dificultad para iniciar la micción, disminución de la fuerza del chorro de la orina y goteo prolongado.