El gigante asegurador estadounidense American International Group (AIG) respira aliviado. Su supervivencia, de momento, está garantizada gracias a la inyección de 85.000 millones de dólares que aprobó la Reserva Federal, que controla el 80% del capital de la aseguradora. La medida se anunció a últa hora de ayer para evitar un nuevo golpe a los mercados financieros, después de la cruda experiencia del banco Lehman Brothers.
Al contrario de lo que había dicho en un principio, la FED ha salido finalmente al rescate de AIG pero con condiciones y plazos que apuntan a proteger los intereses del Gobierno de los Estados Unidos y de los contribuyentes. Por ejemplo, el préstamo de la Reserva Federal es un plazo de 24 meses y los intereses se calcularán en base al balance de una tasa Libor a tres meses más 850 puntos básicos.
Los fondos que se obtengan con la venta ‘ordenada' de los activos de la firma serán los que financien el millonario préstamosalvavidas de AIG. La decisión adoptada la FED fue respaldada el presidente de Estados Unidos, George Bush, y busca minizar las alteraciones en los mercados financieros y en la economía general, fuertemente tocados después de la quiebra de Lehman Brothers y de la compra de Merrill Lynch parte de Bank of America.
De este modo, la mayor aseguradora estadounidense ha logrado salir al paso de la situación límite que enfrentaba desde el pasado fin de semana, cuando las tres principales agencias decidieron rebajar su calificación de AIG, lo que la obligó a encontrar liquidez urgentemente para hacer frente a sus compromisos.
La mayor parte de las obligaciones de AIG surgen como consecuencia de las denominadas ‘hipotecas basura, concretamente del pago de los ‘Credit Default Swaps', seguros que cubrían a sus clientes ante la posible quiebra de empresas en las que habían invertido y que en los últos trestres le generaron pérdidas cercanas a los 18.000 millones de euros.
El cambio de postura de la FED ha evitado un temido ‘efecto dominó' que se preveía en caso de que el gigante asegurador se declarara en quiebra. Ahora, el 80% de AIG, que cuenta con 74 millones de clientes a nivel mundial y con 116.000 empleados en 130 países, es de capital público.
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