El viento soplaba de cola a la máxa velocidad permitida, el sistema de temperatura exterior estaba averiado, la reversa del motor izquierdo no funcionaba, y ahora nos hemos enterado de que los flaps (alerones que sustentan el avión en el despegue) no solo no funcionaron sino que no fueron revisados Spanair antes del vuelo. Son algunas de las preras conclusiones que arroja la investigación de las cajas negras del MD82 que el pasado 20 de noviembre se cayó en Barajas, en el momento del despegue, causando 154 víctas mortales. Sólo 18 personas lograron sobrevivir.
Al parecer, y siempre según la Comisión de Investigación de Accidentes (CIAIAC), este últo fallo puedo ser determinante en el fatal desenlace. El piloto, Antonio García Luna, quizá creyó que, una vez más, lograría levantar el vuelo del avión Mcdonnell Douglas, y dejar para la próxa semana la revisión de todas las averías antes mencionadas. El problema es que, según el protocolo de Aviación Civil, Spanair debía de haber revisado el sistema de seguridad de los flaps. No se hizo.
¿Qué tipo de presión induce a un hombre joven, como García Luna, a jugarse su vida, y la de 172 pasajeros, en una ruleta rusa suma de tantas fatalidades?¿O es que debemos entender que todos los que viajamos en avión, rozamos la muerte cotidianamente, y solo es cuestión de suerte el no formar parte de una estadística de muertos? Ahora la CIAIAC estudia minuciosamente hasta el últo detalle sobre el avión siniestrado. Pero su finalidad no es otra que ‘evitar que se vuelvan a reproducir estos fallos concretos para evitar nuevos accidentes'. De paso, las conclusiones técnicas pasarán a formar parte de los protocolos, de obligado cumpliento, que deberán respetar todas las líneas aéreas.
Pero todas estas medidas habrán llegado tarde para Susana Martín Ramos, la azafata de 33 años que deja una niña de 20 meses huérfana, y para otras tantas familias, algunas de las cuales han desaparecido al completo. Son 154 tragedias que, seguramente, poderosas razones de negocio, dinero y negligencia ahora sí lo podemos ya afirmar solo se pueden recompensar, mínamente, con indemnizaciones.
En estos momentos, en los que se está tratando de buscar salidas financieras para la nórdica Spanair (propiedad de la escandinava SAS), quizá con la compra parte de Iberia, el interés de las desconsoladas familias se centra en pedir responsabilidades. Y efectivamente, ahora ha llegado el momento en que algunos bufetes de abogados están, como buitres, a la caza del negocio.
EVITAR PRECIPITACIONES POR PARTE DE LOS PERJUDICADOS
Es hora de recomendar evitar actuaciones precipitadas parte de los perjudicados. Decenas de abogados llevan semanas contactando con los familiares para que firmen poderes. Sesudos letrados aparecen en los medios de comunicación intentando conseguir mandatos para venderlos después a bufetes especializados.
Lo más tante es, juntarse el mayor número posible de víctas y formar un grupo numeroso para ejercer más presión sobre el norteamericano fabricante Mcdonnell (hoy Boeing). La clave del éxito, para conseguir indemnizaciones justas y altas es la presión y la negociación. En la mayoría de los casos, nunca se llega al final del proceso judicial. El objetivo es conseguir ‘acuerdos amistosos' ya que a la compañía le conviene. Esta fue la experiencia del accidente del Concorde (Air France 2000), Lockerbie (Pan AM 1988) y del MD82 que cayó en Detroit (1987) que originó casualmente también 154 muertos.
Bajo ningún concepto se recomienda ejercer acciones judiciales en Europa, ya que aquí la vida no vale demasiado, y en depende que países, los daños morales a familiares, ni siquiera se contemplan judicialmente. Estas son algunas de las recomendaciones que GENTE ha averiguado, puestos en contacto con el gabinete jurídico que llevó el caso del Concorde, con resultado de una de las mayores indemnizaciones conseguidas en la historia de las catástrofes aéreas.
En principio se puede actuar contra el fabricante Mcdonnell (ahora comprado la también norteamericana Boeing, contra el fabricante de los motores, también americano y contra la compañía de manteniento, en este caso Spanair. Desafortunadamente en la mayoría de los casos, la investigación del CIAIAC (Comisión de Investigación de Accidente e Incidentes de Aviación Civil) compuesta especialistas de varias nacionalidades, suele tardar enca de un año, en determinar causas contrastadas.
Por últo, es tante que los perjudicados sepan ‘que no han de adelantar ni un solo euro las minutas de los abogados'. Se debe ejercitar el procediento americano que consiste en aplicar un 25 ciento del monto total de las indemnizaciones conseguidas. Tanto el consejero de Turismo Canario, como el bufete consultado, aconsejan a los familiares, estudiar las propuestas, asegurarse de que el bufete elegido está especializado de verdad en este tipo de accidentes, y ante todo, no precipitarse y elegir convenientemente.
CONCHA MINGUELA, DIRECTORA 'GENTE EN MADRID'