En la Tierra a lunes, diciembre 23, 2024

LA ESPAÑA DE CACHULI

Ha llegado el otoño y con él el tercer grado. Ese diploma que adquieren los que mangan con mayor o menor poderío. Esa circunstancia que le permite a un recluso, volver a disfrutar al menos de parte de su vida, eso sí, con el dinero de las bolsas de basura, si ha sido cargo público mejor y si le tocaba pagar todo 30 años, un ratín en la celda y pa casa, que llueve. Con el dinero ajeno todo  cunde más y duele menos. El marinero de luces de la Pantoja ya podrá dormir en un Flex en Cantora y verá cómo sus ex cachulis siguen en prisión los siglos de los siglos… No es que la quiera coger con el camarero que llegó a ser alcalde de los narcos, es que no entiendo a la justicia o no sé si hay justicia en este santo país.

La vida española amanece ya con algo de fresco que de frescos estamos hartos de hablar. A la temida inmersión en el fondo de la cuestión, lo llamamos los que escribos crisis, y los políticos, desaceleración global.

De pronto aparecen los que saben con una frase que no deja de hacernos gracia: ‘IN SPAIN WE TRUST'. Pudiérase que a lo peor, se hubieran olvidado de DIOS como viene siendo habitual. ‘EN ESPAÑA CONFIAMOS', es un dicho que quedará para los inversores que intentan invertir en deuda pública, pero del dicho al hecho, hay un trecho. Que se lo digan a Julián Muñoz, el bien nombrado Cachuli. Confiaron en él y salió peteneras, y lo mejor de todo, es que ninguno devuelve lo que manga. En esta España nuestra, como de todo hay, la grandísa Duquesa de Alba se apoya en el hombro de nuestra Reina. Bastante tiene ella con torear en sus plazas como para arreglar el desaguisado octogenario que pretende la favorita de Goya.

Favorita, va de dejar de ser la ‘Botella' que multará a quien no recicle sus basuras. El ayuntamiento de Madrid, multa. Ya sea la ORA, la basura o llevar un cartel. Eso sí, el botellón, que le va al pelo a la señora del expresidente, sigue los siglos de los siglos y vamos con la tercera.

Seve se debate en el partido menos amistoso que ha tenido. El de la vida. Esa que miramos de refilón y que raramente apreciamos. El partido de su vida será vencer lo que le ha tocado jugar. En este caso, una bola, un tumor que se ha alojado en un hoyo difícil de sacar. Con él, otras personas que residen en La Paz, Manolo, Cristina, Marta, Oscar, Ana, Pedro, y así un largo etcétera de niños, adultos, ancianos, gentes anónas que pasan taquilla igualmente y que tal vez pasan las mismas cuestiones, o quizás, otras peores, pero así es la vida de contradictoria.

La fama, el dinero, el haber llegado no descubre que al final, o al principio de todo, las cosas vayan a ser distintas. El otoño de nuestra vida empieza cuando no sabemos valorar lo que tenemos más cerca. Y se escribe, se describe, se cuenta y se narra lo que pudo haber sido y no fue, y perdemos miserablemente el tiempo con des y diretes, con rollos macabeos del vecino, el amigo o el familiar cuando todo sería más sple si viviéramos dando gracias a Dios permitirnos vivir en este país de cachulis y zapateros. En este lugar en donde todo vale pero en donde hay alegría hasta para robar. Y si no me creen vuelvan a ver Atraco a las 3. No hemos mejorado mucho, bueno, ahora la vida es en color. En este escenario de personas que miran alrededor y son lo que pone en su coche, en este barniz de presumir lo que uno no es viven muchos españoles debiendo hipotecas sin fin, coches de lujo, joyas, tarjetas, grandes almacenes pero todo, absolutamente todo, que sea la pasta. Y así nos luce el pelo. A ver si confía en nosotros el inversor, y a ver si alguien se cree que se va a desmantelar el momento ladrillo alguna vez. A ver si cada cual paga lo que ha hecho. El ejemplo no lo tenemos muy claro. Hoy para cenar tendrá pollo a la Pantoja y eso, a los compañeros del trullo no creo que les siente muy bien.

No es que hable solamente de Cachuli, ahí sigue Mario Conde, Javier de la Rosa, Rodríguez Menéndez y los ladrilleros que han dejado sin empleo a miles de personas, otros que han dejado sin casa a miles de familias. Personas que se han enriquecido a costa del pequeño sueldo de los demás, y eso señores, no hay cárcel que lo condene. No tendríamos suficiente sitio para que todos durmieran bajo rejas. Tendríamos que hacer la edición vigéso octava del Gran Hermano que esto es un hermano enorme gigantesco queridos lectores.

Le podríamos pedir a Cachuli que haga algo ellos. Construya usted en Cantora una cárcel para los chorizos del sur, que hay unos pocos, y luego, le vamos mandando los del resto de España. Al menos, podrán tomarse una caña bien tirada, cuando apriete ‘la caló…., digo' y además, como ahora la morosidad llega a unos extremos incalculables, a lo mejor, el gashó le aconseja al personal cómo hacerse rico y no morir en el intento. Total, en la cárcel se está calentito y te dan el tercer grado y a cantar, que son dos días. En lo que se refiere al cante, podrán entonar aquello de ING, el banco naranja, eso que decía, ‘tiene al mundo en sus manos…' y así nos va. La vida no es rosa, pero tampoco naranja. Que se lo digan a Sarko, que hace mucho que no hablo de él y ahora resulta que nos ha salido tocón. Pero ¿no tiene bastante con la del cante? Si Angela Merkel no está para esos trotes… Obama, sigue, que el que sigue, lo consigue. Aplícate el cuento Mariano.

Solbes, figura, no te reafirmes. Que sigas diciendo a la prensa que es la peor crisis que has vivido no le hace llegar al día 3 a los españoles. ¡Cuélgalo en YouTube, así te ve la cara de ajo más gente! Soluciones, señores, soluciones. ‘Cachuli', dos con leche y uno solo.

ANA DE LUIS OTERO, DIRECTOR '¿QUÉ DICEN?'

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