Los negros de Tirso de Molina ayer estaban eufóricos. Desde la castiza plaza madrileña hasta la Casa Encendida, bajando Amparo y Mesón de Paredes todo era África Live. África, continente sufrido y descubrir que en la últa década nos envía una avanzadilla a través de cayucos cargados de seres humanos abocados a entregar su vida al mar antes de conseguir su sueño. Yes we could. Pudos y lo logramos. Entre tanto, el embajador de Estados Unidos y políticos españoles festejaban la victoria en la Casa de América.
Se ha conseguido un hito histórico, colocar no ya a un distinguido y bien educado hombre mestizo al frente de la prera potencia mundial, sino situar a una familia entera, negra, africana, en la Casa Blanca. No es la ideología de Barack Obama lo que ha dado un soplo de aire fresco a la aldea global en estos tiempos convulsos. Aquí en Europa y particularmente en España, sabemos que Obama no es precisamente un comunista, como le acusan sus oponentes en su país, ni siquiera se asemeja ideológicamente a un socialista de izquierdas, pero eran las lágras del reverendo Jesse Jackson las que describían toda la significancia del evento: ‘Un negro en la Casa Blanca'.
Hace poco más de setenta años a los negros americanos no les dejaban subir a los autobuses de los blancos y era un acto crinal el matronio mixto. Pues bien, el producto de una de esas uniones penalizadas hoy está gobernando al país más poderoso (no se sabe cuánto tiempo) del planeta. Ese es el auténtico cambio.
En España no hemos partido de la esclavitud y una segregación racial tan profunda, pero ahora, cuando los madrileños paseemos los chiringuitos y restaurantes de las calles Jesús y María, Lavapiés, Argumosa o Miguel Servet, ante el aluvión de turistas blancos en las terrazas de consumo, y los corrillos de negros sentados enfrente, en los umbrales de las puertas, en las aceras o en los bancos, con una mano delante y otra detrás, todos pensaremos que uno de los suyos se sienta en el famoso despacho oval tomando las grandes decisiones políticas que afectan también a nuestro país.
Obama estudió con sacrifico y becas. Obama no tuvo dinero en su día para pagarse una hipoteca. Pero su sueño sí fue posible. El ochenta ciento de los afroamericanos, de los hispanos y de los jóvenes americanos han votado él. Y la América profunda no ha podido frenar el fenómeno. El reverendo Jackson, que luchó con Martin Luther King los derechos de los negros entre los años 50 y 88 lo ha definido bien: ‘Obama es el final de una maratón que duró décadas', no solo un descendiente de los esclavos se puede hoy sentar en la mesa con los ilustres hijos blancos, es que además se sienta en la más alta instancia del Congreso de los Estados Unidos.
La representación diplomática española y americana estaba de enhorabuena celebrando los resultados en la Casa de América, Carme Chacón, ministra de Defensa, Magdalena Álvarez, de Fomento, Leire Pajín, el director de la casa, Miguel Barroso y otros políticos como José Bono, Esteban González Pons, Jorge Moragas y embajadores internacionales no han podido resistirse a celebrar en tiempo real el presionante avance de libertades sociales y cambio de ciclo que significa esta elección.
Concha Minguela
Directora de Gente en Madrid
