No se aclara el Gobierno con la venta del 30% de Repsol a la petrolera rusa Lukoil. Pasan los días y esto se parece al lío del Montepío .Cada día una historia nueva, ahora el ministro de Industria, Miguel Sebastián, se despacha con que "el Gobierno se lita a garantizar la seguridad de suministro y el interés estratégico de España". ¿En qué quedamos?, ¿es un tema entre empresas privadas?, ¿es un asunto de interés nacional?. Si es un negocio entre empresas privadas el Gobierno no tiene nada que hacer ni decir. Ya es sospechosa tanta declaración sobre el asunto.
Si a esto sumamos las declaraciones de la vicepresidenta del Gobierno, Fernández de la Vega, la semana pasada, subrayando el interés que la gestión y la dirección de Repsol siga siendo españolas, ya se entiende menos, o más. O sea que es asunto privado pero el Gobierno quiere que no deje de ser española.
Y para liarlo más el ministro de Exteriores, Moratinos, tercia con que se está desmadrando el tema con el "que vienen los rusos", en un negocio entre empresas de lo mas normal del mundo. Rusos sí, pero rusos con mala catadura.
No debe ser tan normal este negocio, cuando la comisaria de Consumo de la Unión Europea, Meglena Kuneva, con la que comos ayer en Madrid, decía sibilínamente que "España debe adaptar su política energética a la europea". Un recordatorio de que la Unión Europea debe llevar la batuta tratando con suministradores energéticos tan peculiares como Rusia, y una sugerencia de que ningún país vaya libre. Kuneva dejó caer: "es asunto suyo, pero Bruselas les dará algún consejo". A Europa no le gusta un pelo la entrada de empresas rusas en ningún país miembro de la U.E., que se lo pregunten al francés Sarkozy, que es partidario de blindar Europa frente al capital extranjero.
Porque el fondo del asunto es que el Gobierno quiere sacar de un lío a SACYR, la constructora de su amigo Del Rivero, que debe 18.000 millones y 5.000 de ellos son del préstamo que pidió para entrar en Repsol en 2006. Sacyr está asfixiada y no acaba de encontrar el comprador, ni con ayuda del Gobierno. Ese es el lío, del Montepío.
Inversión a toque de cota. El gobierno va a reforzar la inversión pública para combatir el paro, pero en ese empeño quiere a arrastrar a todas las administraciones públicas, comunidades autónomas y ayuntamientos. La cota la tocó ayer Pepe Blanco, número 2 del PSOE. Hasta hace nada se les daba un toque despilfarradores, ojo al déficit. Ahora se les piden que gasten. Ya sabemos lo que van a decir, ahora que están tiesos con la crisis: 'queremos más pasta'.
MIGUEL CIFUENTES
PERIODISTA