Una sociedad no evoluciona si su centro del conociento, con sus espacios de reflexión, pensamiento e investigación, no evolucionan al mismo tiempo. Los profesionales del futuro aprenden de tres fuentes: el entorno familiar, la disciplina universitaria y la vida misma. Sólo la segunda de ellas, la Universidad Pública, depende directamente de las políticas de los gobiernos. Y su responsabilidad no sólo es altísa, sino además, innegable.
En tiempos de crisis se cierra el grifo de la financiación. Y mientras a los gobiernos centrales europeos y mundiales, se les llena la boca hablando de inversión en I+D+i, como condición ‘sine qua nom' para salir de la crisis y el Gobierno regional de Madrid demanda más de lo mismo, en su región aplica precisamente la paradoja: recortando la inversión presupuestaria universitaria. Recientemente la Comunidad de Madrid anunció un recorte del gasto para las Universidades aunque posteriormente lo corrigió aseverando que "sólo se trata de un alargamiento en los plazos de financiación".
Desde entonces, los rectores de las seis Universidades públicas madrileñas, (Complutense, Autónoma, Alcalá de Henares, Rey Juan Carlos, Politécnica y Carlos III) han montado en pie de guerra. Ellos, y los tres sindicatos mayoritarios, han hecho sus cuentas y demandan a la Comunidad el pago de la deuda pendiente, que cifran en 223 millones de euros.
La Consejería de Educación aguanta el embite y reconoce que "sólo debe 25 millones de euros". Sin embargo en la publicación de los presupuestos para este año, en el apartado universidades públicas, se produce un recorte en las inversiones para 2009 de un cincuenta ciento. Recortes y deudas pagadas que los rectores consideran como una asfixia para la normal evolución de la formación y que dificulta la famosa adaptación al Espacio Europeo de Eduación Superior.
Sin formación cualificada, sin patentes y convenios con el mundo empresarial, sin presupuesto suficiente para laboratorios, programas de investigación, equipamientos, becas y apoyos… ni se sale de la crisis, ni progresa la Comunidad, ni la Universidad alcanza altura o prestigio alguno.
Por tanto, a pesar de la zozobra que está generando la crisis financiera mundial, con su versión de ‘burbuja inmobiliaria' nacional, la Comunidad de Madrid debería de planterase muy seriamente en qué campos aplicar los necesarios e prescindibles recortes presupuestarios. No desde luego en el agua o en la manguera con la que hay que apagar el fuego. No desde luego, en regatear a millones de alumnos madrileños su derecho a seguir gozando de una educación universitaria de calidad. Y si no, no hay más que leer las cuitas de un joven universitario que se queja, nada más y nada menos, que de no poder prestar atención a la educación ya que en su facultad, se mueren de frío debido a que ni siquiera tienen calefacción. Si en algo tan básico fallamos ¿dónde queda la enseñanza de excelencia hasta ahora tan propia de la universidad madrileña?
Concha Minguela
Directora de Gente en Madrid