En la Tierra a sábado, noviembre 23, 2024

Don Quijote y sus particulares Molinos

El jueves la OMC celebró su almuerzo con la prensa sanitaria. Y lejos de ser un cuento de hadas se acabó convirtiendo en la historia de Don Quijote de la Mancha con sus particulares Molinos de Viento convertidos en Enfermeros con fonendoscopio y bisturí como armas de destrucción masiva.

Lo que a priori iba a ser de las preras convocatorias libres de polémica se acabó convirtiendo en una polémica más, eso sí, con los mejores deseos y una feliz Navidad.

Isacio Siguero hizo de anfitrión en la que podría ser su ‘últa cena’ y la más concurrida tras el doble infarto sufrido a principios de este año. Dijo estar allí ‘con la misma ilusión que el año pasado’ y haber ‘cambiado el talante, la forma y la capacidad de respuesta del Consejo‘. Se agradece. Pero lo cierto es que tras la ¿corta? bienvenida del presidente de la OMC (y un menú razonable) el mono tema de la sobremesa fue la prescripción y lo que hacen o dejan de hacer los enfermeros y quienes les representan… ¿y esto es cambiar el chip?

Todo empezó con lo que parecía que iba a ser un pequeño avance navideño de felices fiesta y próspero año nuevo… y bla bla bla. Pero, aunque el ya recuperado Siguero dijo estar dispuesto a cambiar el discurso reiteró en la España de los Médicos, lo que hizo que su intervención pareciera más larga y aburrida. Lo único original acabó siendo el menú, japonés en los aperitivos (¿dónde está el queso y el jamón? se escucha el comedor del Villareal) y variado en los platos fuertes. Verdura, ca, pescado, vino tinto, blanco y postre. Para todos los gustos.

Y de mal gusto fue salpicar todo el almuerzo con el tema enfermeros como si de otra cosa no se supiera hablar en la OMC. Prero que si ‘nos vamos a defender de la gente que viene contra nosotros‘, que si ‘España tiene que ocupar el sitio que le pertenece‘, que si ‘los periodistas’ nos tenemos que ‘preparar para defender trincheras‘. Vamos a ver señores colegiados, ni esto es el escenario de Don Quijote de la Mancha ni los Enfermeros son Molinos de Viento convertidos en gigantes.

Lo cierto es que se notó la ausencia de Vicente Fisac, tan conciliador como siempre, y que no hubiera consentido que algún aspirante a presidente convirtiera la sobre mesa en su propia tabla de ajedrez para derrocar al Rey, al Alfil y a todos los peones. Lo mejor de la comida, el Gordo de Navidad. El déco, claro.

Seguiremos Informando…

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