El nuevo secretario general de CC.OO, Toxo, no será otro Fidalgo, será un interlocutor castañoso para ZP. El electricista de la Bazán apunta a piedra en el zapato del inquilino de la Moncloa. De entrada "la reforma legal del despido sería motivo para una huelga general", no le gusta un pelo que se aproveche la crisis "para lpiar plantillas", ni el espectáculo de "miles de trabajadores que van al paro en las pymes, de uno en uno, todos los días".
Tampoco está dispuesto a reformar a pelo la negociación colectiva, como dice el gobernador del Banco de España, cuya ignorancia de lo sindical es palmaria, según el dirigente de CC.OO.
Toxo no cree en Marx como libro de cabecera, pero tampoco ignora que hay ricos y pobres y las clases sociales están ahí, sigue habiendo forrados y desprovistos, queda tela para llegar a la justicia social, y en estos tiempos de crisis se reparte el paro y no el pan.
Y no le gusta el espectáculo de las autonomías y ZP repartiéndose la túnica de Cristo con la financiación autonómica, "cada uno su lado, olvidando la cohesión social y la del país", dice Toxo. El electricista no es de los de amén, le va en ello el puesto y el futuro de los sindicatos.
La maraña en que está metido ZP con la nueva financiación autonómica apunta feo y pinta peor. De entrada los flirteos de ZP con Montilla y Chaves, Cataluña y Andalucía, antes de entrar de lleno en la negociación han sentado como un tiro al resto de las autonomías. "O todos o ninguno", dicen a coro los otros 15 del baile autonómico. ZP tiene un buen lío con haber pactado un estatuto de "dulce" y a la carta para Cataluña, ahora sacar la patita es complicado, con los socialistas catalanes travestidos de nacionalistas y Montilla disfrazado de Companys.
ZP hace maniobras de distracción con Esperanza Aguirre, y se sale la banda anunciando reparto del dinero población, lo que perjudica a las autonomías de menos renta. Sigue el sudoku autonómico, algo que nunca debió empezar.
MIGUEL CIFUENTES
PERIODISTA










