No estaba Brad Pitt, ni Morgan Freeman, ni la historia estaba dirigida David Fincher, pero los Pecados Capitales no existen sólo en la ficción y también es posible encontrarte con situaciones igual o parecidas a las que vivieron los protagonistas de Seven en 1995. Suerte que el Catecismo también contempla Siete Virtudes y que hay quien de ellas puede hacer gala.
Todo empezó en un acto de CARIDAD de un buen hombre a quién tachan de SOBERBIO sin haberlo conocido prero. Ayudó a una niña para que después la ENVIDIA se apoderara de quiénes decían ser los amigos de ella, y que en un ataque de IRA sabotearon el trabajo de mucha gente.
Y entre otras cosas más que han pasado, al buen hombre se le agotó la PACIENCIA y dice que ya no hay más, y que la AVARICIA ha roto el saco de otunidades querer sólo para uno lo que los demás tienen. Esto es yo yo yo yo y qué yo no.
Otra vez ENVIDIA no ser el blanco de la GENEROSIDAD de otros. Y es que lo que no saben es que no hay ombligo en el mundo que merezca la atención de los casi siete mil millones de habitantes del Planeta y que sólo los HUMILDES brillarán su TEMPLANZA y su DILIGENCIA, y no su GULA de fama o su LUJURIA de desesperación.
De la CASTIDAD mejor ni hablamos, que me da mucha PEREZA… ¿Sabéis qué historia os he contado?
Los murciélagos nunca duermen…