Fue una voz que irrumpió en la sala. Todos miraron a la niña de sus ojos. Esa que llevaba el currículo en la mano y que le pidió trabajar ahí, en la Moncloa. José Luis, se dirigió a ella y le dijo, "claro que sí cumpliendo todos los requisitos puedes trabajar en la administración"…Luego se acercó al respetable cada vez que era preguntado, casi todas las veces respondiéndoles con el TÚ. Un hombre cercano que quiso serlo más a pesar de las miradas de odio que la cámara captó. Incluso uno, bostezó cuando estaba respondiendo a uno con un discurso acerca de la confianza. Los hombres y mujeres de trajes normales, en chándal, jersey, camisa de rayas o cuello vuelto, todos ellos, en cambio, salvo un chavalillo, se dirigieron a él de usted. Sus ojos perdidos dejaban traducir sus problemas en todas y cada una de las preguntas que hicieron. Un plató lleno de historias mundanas que se ven en el metro de Alberto o en cualquier lugar de esta España nuestra. Personas que no tiene nada, ni siquiera el paro o algo que llevarse a la boca, miraban acaso con recelo la corbata roja del presidente. Su bolígrafo verde, el que da suerte lo guardó y movía las manos de forma acompasada. Milá se disculpó, Lorenzo no es Mercedes y quizás no le puso nervioso pero quizás, sí lo suficiente para que en cada pregunta mirara al español de a pie, ese que le increpó sin vergüenza que ya nada tiene que perder. Las voces de la radio se detienen hoy en Izaskun tras medir que algo más de ocho millones de personas la escucharon. Quizás fue una otunidad para ver qué siente el país aparte de desazón, dolor y sin sentido. No es fácil nadar y guardar la ropa y menos sentirse acorralado personas que ya lo han perdido todo.
Más cercano, menos encorsetado y utilizando su lenguaje no verbal aseveraba con las manos que nunca había engañado al español que le votó. Con un buen traje de alpaca, mal abrochado, cierto, dio la cara ante los que están en la cola del INEM cada mañana o no tienen para pagar la hipoteca o el bocadillo de sus hijos. ¿Ha engañado a los españoles? El titular que hemos escuchado no deja de repetirse esta mañana: "yo me he podido equivocar pero no he engañado"…"Vaya con la equivocación", aseveró alguno. Se respiró tranquilidad y no dejó de afirmar que hay que fomentar el optismo. Y que viva España. Entonces vamos a llamar a Chiquito de la Calzada para que nos alegre la mañana. Izaskun trabaja en una bombonería pero al igual que ella, muchos trabajadores esperan su otunidad.Cosas y causas que no nos son ajenas que a estas alturas del disco ya hemos contado entre algún conocido que la cosa no pinta bien y siempre sabemos que alguien de los nuestros no lo pasa bien.
"Me hago cargo", quizás cada noche cuando comente con Sonsoles qué tal ha ido su baile o su cante hondo, que ahí, en la Moncloa, cenan todos los días, quizás recuerde las miradas del militar, del constructor, del pintor, y de Franquelina que fue franca y le preguntó si iba a ditir.
Un presidente que reconoció un error, el horror de la violencia de género, el 30 % del fracaso escolar, no haberse levantado cuando pasaron las tropas norteamericanas, la extación de armas, y no tener un SEAT Toledo en la flota de La Moncloa, fueron entre otras cosas, las cuestiones que hicieron de sus ojeras un lugar en donde las personas no pudieron cuestionarse su preocupación. La preocupación de todos los que reman en el mismo sentido y son de la misma condición, que da la casualidad, que somos todos españoles y éste es un único barco.
Hablar de confianza en un estado que se resquebraja con el conjunto de las crisis de las que se hablan en otros países no es otra cosa que perderse en la vorágine de la realidad de una joven que puede llamarse Izaskun, o Marta o María. De un hombre que puede ser Paco, Leopoldo o Manolo. ¿Qué más da? Todos somos prescindibles en esta cadena llamada empleo y cada uno de nuestros trabajos es útil a la hora de concebir una realidad llamada España. Consumiremos el Made in Spain para dejar atrás lo que no supone significarse español. Ser español significa padecer un ERE, jubilarse con 50 años, el drama humano de verse sin empleo, pedir un puesto de trabajo con calidad, no ser un número y tener una condición; la de ser humano.
En esta España de charanga y pandereta celebraremos el año del Buey, ya que los chinos no comieron uvas pero sí arroz tres delicias. Como sigan así nos comen, así que viva la tortilla de patatas, los pientos de piquillo, las rosquillas tontas, y las listas y todo lo que usted pueda llamar español. Hasta Magdalena tiene un nombre que puede comerse, como lo harán cuando comparezca las nieves. A esta mujer o la cambian de actividad o los transtes la llevarán de cabeza al paro. Recordemos el día del Holocausto y la vil matanza de personas con nombre propio y recordemos a Pablo Porta, que ha fallecido y tanto dio que hablar a Alfonso Cabeza o a José María García. Hablemos de Bolonia, hablemos de sexo como diría Elena Ochoa, pero hablemos…Cuatro de cada diez españoles reconocen haber sido infieles y si ya quieren una noticia "friki", Torrente promete volver llorando ante la tumba de "El Fary" que hay un negro en la Casa Blanca. En fin… Llamaremos a Obama, a ver si tienen una pregunta para él.
Veremos si vuelve Rajoy a ver qué tiene que contar de la saga de James Bond que luce en Génova, Cibeles o Sol. Hay para todos los gustos. Yo te espío, tú me espías, él me espía…como si no tuviésemos suficientes problemas señores políticos.
Izaskun, si te contrata te harás famosa y podrás entrar en la cadena de los que van a los platós de televisión. Eso sí que es un trabajo y lo demás llamarse Efrén, o Granados, o González, o tiene usted un guante ignífugo, quizás. ¡Viva la justicia que ahora va a la huelga!
Si tiene usted un procediento, quizás salga en un par de lustros. Faltan jueces, dice el ministro, así que a opositar.
País, decía Forges en tiempos.
Ana de Luis Otero
Periodista
