Davos es la cita anual de ricos en Suiza, como siempre en esta fechas. Recita lo de el mundo está mal, hay que liberalizar el comercio mundial y relanzar la ronda mundial de Doha para abrir fronteras, entre otros llamamientos. Menos proteccionismos, pero los ricos y los pobres parece que van a seguir donde estaban.
En el contraDavos, el foro de los países pobres que se ha celebrado de forma paralela al otro lado del mundo, el presidente brasileño Lula ha clamado embravecido, harto, "no dejaremos pagar esta crisis a los trabajadores y a los países pobres". Sobre todo, cuando la han montado una banda de financieros ricos y avariciosos, que se han ido de rositas. Aunque alguno haya perdido fortunas, la mayoría las conserva.
En Davos ha aparecido el fantasma del proteccionismo, a raíz de la decisión de Obama de que sus grandes obras públicas se hagan con materiales americanos, hierro, aceros, materiales propios y empleo americano. Obama empieza a mosquear al mundo, es un presidente americano pero si vuelve el proteccionismo volveremos a los años 30. Volveremos a las andadas, cada país a lo suyo, sálvese quien pueda. ¿Para eso tanta globalización?
Angela Merkel, canciller alemana, de un país gran extador, advierte en Davos contra el proteccionismo. No solo su interés, con barreras y aduanas la economía no fluirá. Estados Unidos asoma la oreja, quiere salvar su empleo, se entiende, pero Europa hará lo mismo. Así no llegaremos a ninguna parte.
MIGUEL CIFUENTES
PERIODISTA
