EL ANALISTA DE TV La gran fiesta del cine español suele sacar buenos datos de audiencia. Al final una gala ‘Made in Spain' atrae al personal, pese a lo mala que suele ser. Y la de anoche, más que mala fue aburrida. Soberanamente aburrida. De ahí el mérito de lograr un 20% de share.
¿Cuándo se va a dar cuenta la Academia de Cine que los Goya son una gala de televisión y que necesita ritmo televisivo para que funcione? No basta crear la media hora de retraso que sirve de poco dado lo bien que funciona intet creando una extraña sensación de falso directo. Y es que pese a los cortes, que parecían realizados un becario, la gala terminó siendo un absoluto aburriento.
Parte del fiasco se lo lleva su conductora, Carmen Machi. No estuvo a la altura, le faltó vida, espontaneidad, naturalidad. El guión que tuvo que sacar adelante era lamentable y lleno de tópicos. El único gag gracioso de la noche fue el del beso que protagonizaron José Coronado y Santi Millán, a iniciativa de este últo. Se nota que vienen de la tele y de la factoría el Terrat. Esto, y los chicos de Muchachada Nui que lograron poner un punto de diferencia a la noche, fue lo único rescatable de la noche.
Imtante: que alguien secuestre al presidente de turno de la Academia. Da igual que sean dos minutos o cinco. Parece media hora. Es horrible. Y no sirve para nada: todos sabemos ya que el pirateo es malo, que se pierde mucho dinero y que el cine español está, un año más, en crisis. Pero repetirlo año tras año y casi con las mismas palabras, se vuelve un poco repetitivo.
Eso sí, al menos perdos la agen casposa que ha protagonizado otros años la gala: sus 20 años de la mano de Resines y Concha Velasco, o la del año del No a la guerra organizada Analario, recién salidos de una peli de Kusturica. Hubo glamour pero faltó espectáculo. Y algunos de los momentos que pretendían ser graciosos como Manuela Velasco haciendo una parodia de la película REC en el auditorio, eran de vergüenza ajena.
Desde aquí pedos de nuevo a Ángeles González Sinde que vea tranquilamente la gala en casa, y que decida sobre el formato que deberían adoptar el año que viene. Y que para decidir se vea los Oscars. Pero está claro que una gala de tres horas da para muchas sorpresas, y más con todo el star system propio dispuesto a un minutito de gloria delante de toda la profesión. Y a TVE seguro que ese 20% de share se le queda pequeño. Que actúen, aunque sea sólo eso.
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