Miguel Sebastián, ministro de Industria, es de los que no tienen pelos en la lengua. "Al Gobierno se le acaba la paciencia", ha dicho a los banqueros que se muestran recelosos y excesivamente tacaños a la hora de poner en circulación los más de cien mil millones de euros que el Gobierno les ha concedido para reforzar el sistema financiero y hacer frente a la crisis. A la Gente de la calle, que ve cómo más de seis mil personas van al paro diariamente, se le está agotando, no sólo la paciencia, sino la poca confianza que les queda para hacer frente al día a día, levantarse y acudir al trabajo, sin dejar de pensar que mañana puede engrosar la legión de despedidos.
Así como el Cambio Clático nos ofrece una serie de acontecientos meteorológicos inusuales, nunca vistos en nuestra geografía, las turbulencias financieras nos muestran un ciclón del que nadie, incluidos banqueros y empresarios, sabe cómo va a salir parado. Y es precisamente en estas circunstancias complejas, cuando la capacidad de liderazgo se demuestra. No queremos gobernantes dramáticos que nos señalen los nubarrones para hacernos ver lo evidente. Queremos líderes políticos que nos enseñen estrategias de defensa y lugares seguros dónde refugiarnos para hacer frente al huracán. Queremos, en definitiva,un Gobierno que actúe y nos diga cómo está actuando. Pero también queremos una oposición que arre el hombro, y no se lite a ser agorera. Sabido es que la Economía es una ciencia de emociones… y de dinero. Sabido es que hay dinero, pero ¿dónde está y quien lo retiene? Es en estos casos cuando, hasta las economías más ultraliberales reclaman la actuación social de los gobiernos, como sucede en Estados Unidos, con su barra libre de casi un billón de dólares que han de ampliar hasta octubre. Y lo que la ciudadanía quiere saber, aquí en España, es cómo, cuándo y a quién irá a parar la inyección de 150.000 millones que nuestro Gobierno ha concedido a la Banca.
Queremos saber cuánto dinero de ICO ya está circulando las tuberías de la banca privada, y cuánto está llegando a las empresas que lo necesitan para generar trabajo, productividad y fe en el consumo; a las familias, a los hipotecados, a las pymes que tienen que pagar la nómina de sus trabajadores. No puede ser que el miedo de los banqueros, cierren el grifo de la financiación, las pólizas, las líneas de crédito, los descuentos, etcétera. Herramientas que necesita una Economía Moderna para que fluya la producción y el consumo. No nos valen, cínicas, las declaraciones de Miguel Marín, de la patronal bancaria, en el sentido de que los bancos no pueden prestar sin garantías, cuando han estado prestando durante una década con las mismas garantías que hoy desprecian. En este sentido, Sebastián, una vez más, habla claro y sin tapujos. La oposición también tendría que ser exigente.
Concha Minguela
Directora de Gente en Madrid
