José Antonio Zufiria, presidente de IBM en España, Portugal, Grecia e Israel, hizo su presentación oficial a medios el pasado martes, tras su nombramiento el 8 de enero en sustitución a la famosa Amparo Moraleda. La opinión generalizada fue positiva. Muy técnico, muy amable, muy distinto a Amparo Moraleda, su antecesora. La prensa técnica ha notado una mayor cercanía con el nuevo presidente, el examen lo pasó con nota. Zufiria juzgó la labor del gobierno con respecto al sector tecnológico, de forma positiva, y le pidió una mayor velocidad de inversión en el sector. Todo muy correcto.
Los empleados de IBM se preguntan si Zufiria mejorará las relaciones que Moraleda tenía con ellos. Dicen que empeorarla es posible. Durante años me han repetido la anécdota de la diása que se producía entre los oyentes cuando Moraleda hacía uno de sus discursos a la empresa. "Nunca cuenta nada interesante, con los otros presidentes era distinto", decían. Siempre me extrañó esa falta de carisma de Moraleda entre sus empleados, que es ingeniero y en IBM rotó los puestos necesarios como para saber lo que se traía entre manos. El otro día ya se explayaron, completé la información con sindicalistas, y lo entendí.
Los más antiguos de la casa recuerdan el periodo Moraleda como uno de los más duros de la historia. No entienden los recortes económicos realizados en la época Moraleda, que fue de bonanza económica. Semicongelación salarial, con subidas muy inferiores al IPC, nunca pactadas con representantes de los trabajadores. El sentiento general era que las subidas de los sueldos se gestionaban de forma arbitraria e incontrolada, totalmente subjetiva. Y esta práctica fue denunciada comités de empresa. La respuesta de la empresa era que las subidas eran para personas de "alto rendiento". La mayoría no entendía qué, de repente, hubieran dejado de ser productivos. Han sido ocho años (los anteriores a la crisis) de congelación de dietas, gastos de transte, comidas de trabajo y pago de kilómetro en viajes. También de abundantes despidos, no siempre pactados. Moraleda ha defendido la igualdad de la mujer, y la conciliación de la vida privada y laboral, y es famoso el despido de su secretaria embarazada. "Y a otra, también embarazada, no la dejaron entrar tras una readmisión dictada tribunales", me puntualizan. Acusaciones hay para llenar varias columnas. Los recortes posteriores a la crisis los ven lógicos. Ahora entiendo la diása de los empleados en los discursos de Moraleda a la empresa.
SUSANA BLÁZQUEZ
PERIODISTA
