Telefónica podrá rebajar el precio de la cuota de acceso a la línea fija, y la mensual de abono, aunque esta últa solo en promociones temales. Ambas tarifas son de las pocas que quedan reguladas la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), que debe aprobar cualquier variación de precio que realice Telefónica en los mercados que domina, o sea casi todos los de telecomunicaciones fijas. Con esta medida, el operador podrá competir con las promociones que realicen Orange, Vodafone, Jazztel y los operadores de cable para dar línea fija a cualquier cliente.
Lo malo de la nueva medida, para Telefónica, es que deberá realizar cualquier oferta para todo el territorio nacional. O sea que si quiere dar la cuota de alta gratis, igual que los operadores de cable, deberá hacerlo para toda España. Eso es una incongruencia comercial para Telefónica, que los operadores de cable, que son sus mayores competidores en teléfono fijo, son fuertes solo en algunas comunidades autónomas, lo que a Telefónica le interesa competir zonas geográficas. Con esta medida, la CMT ha querido proteger al pequeño consumidor de lugares en donde no hay competencia, que quedaría fuera de las ofertas de Telefónica si las rebajas se realizaran zonas geográficas.
La liberalización de la cuota de alta es total, o sea Telefónica tendrá total libertad para subir o rebajar el precio, o no cobrar nada. Los expertos aseguran que la tendencia será a rebajar el precio, que terminará desapareciendo tal y como sucede con la conexión de los cableros. La cuota de abono es la que se mantendrá, prácticamente, igual. La CMT solo dejará a Telefónica realizar promociones temales, que es toda una novedad, pero de forma temal. Seguirá revisando las promociones de Telefónica antes de su salida al mercado para evitar "prácticas anticompetitivas", según dice en su comunicado, y fijando el precio máxo de la cuota mensual de abono. La CMT dice en su comunicado que es que Telefónica tiene una cuota de mercado del 80%. "Los operadores alternativos tienen libertad para fijar sus tarifas", remacha.
El mercado español de las telecomunicaciones se liberalizó el 3 de diciembre de 1998, y la CMT, como organismo de control y regulación, ha debido controlar la competencia de Telefónica en el mercado mientras los operadores entrantes se establecían. Ya han pasado diez años, y Telefónica se ha quejado en innumerables ocasiones de estar atada de pies y manos para competir en precios y servicios. Por eso, estos dos pasos suponen un gran avance, aunque sigan sin dar la total libertad al operador dominante. Es verdad que las inversiones en redes de telecomunicaciones son intensivas y de largo retorno, pero ya han pasado diez años.
El ejemplo de telefonía móvil es paradigmático, que compiten cuatro operadores con red propia, de los que tres son dominantes, o sea que tienen suficiente centaje de mercado como para competir en libertad. No ha llegado a España nadie con el dinero suficiente como para hacer la red fija alternativa a la de Telefónica. Lo intentan los cableros, y están en la ruina que no tenían la fortaleza suficiente. Nadie me quita de la cabeza que la red de la Telefónica que era monopolio debía haber pasado a una empresa estatal cuando se produjo la privatización del operador, y la posterior liberalización del mercado, para que todos compitieran en igualdad de condiciones. Y que, a partir de ahí, se debería haber permitido a los operadores la posibilidad de realizar redes complementarias con nuevas tecnologías. Estoy segura de que Telefónica tendría una pujanza silar a la actual, y ya disfrutaríamos de una red de fibra óptica hasta el hogar, que en España la están zancadilleando, y que ya está iniciando en Latinoamérica. El operador se habría evitado escuchar las repetidas acusaciones de que heredó la red española, la que pagó el precio que la puso el gobierno, y que ha modernizado en su totalidad hasta hacerla irreconocible. Flaco favor la hicieron.
SUSANA BLÁZQUEZ
PERIODISTA
