El dolor es síntoma de enfermedad o puede llegar a convertirse en una patología cuando es crónico y aunque se trata de una experiencia subjetiva que afecta de diferente manera según cada persona, es la causa del 50 ciento de las consultas de atención praria. Hasta hace poco este asunto no había preocupado a la sociedad médica, pero la situación está cambiando. Por el momento la ONU ha declarado los medicamentos que abordan el dolor como un derecho humano en una sesión extraordinaria celebrada el pasado 11 de marzo. Sin embargo, el abordaje de esta situación no es suficiente, lo que las fundaciones FUINSA y Grünenthal han decidido crear la Plataforma SinDolor con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Alrededor de ocho de cada diez consultas médicas en España tienen como causa el dolor, con una incidencia de nueve millones de personas, pero sólo un dos ciento de los pacientes con dolor crónico son tratados en una unidad especializada. Las especialidades que reciben más pacientes con dolor son las de Reumatología, con un 40 ciento de los casos seguidos de la medicina general, con ciudadanos mayores de 65 años, que suponen más del 40 ciento de los casos. Por este motivo, la Fundación para la Investigación en Salud (FUINSA) y la Fundación Grünenthal han desarrollado la Plataforma SinDolor.
El objetivo de esta plataforma es, como ha señalado el director de la Fundación Grünental, Guillermo Castillo, ‘abordar' el problema del dolor y ‘concienciar' a todos los agentes plicados, desde los profesionales sanitarios, incluidos enfermeras y farmacéuticos, hasta pacientes y familiares, para poner de manifiesto que ‘el dolor es un problema de la sociedad' así como identificar las carencias en el tratamiento y convertirse en ‘aglutinadores de los agentes del campo del dolor'.
Por otro lado, señaló que en el sur de Europa, especialmente España, Italia y parte de Francia, los médicos no recetan opioides, la calse más tante de analgésicos en el tratamiento del dolor entre los que se incluyen la morfina, debido a las trabas adminsitrativas así como a la cultura general que los relaciona con los tratamientos paliativos de los enfermos en fase terminal o los mitos acerca de sus efectos secundarios, que aunque existen, se pueden controlar según Castillo.
Los puntos más tantes de la Plataforma son la contribución a la mejora de la salud y calidad de vida del paciente con dolor, que es el mayor motivo de consulta; crear opinión sobre la tancia del dolor concienciando a todos los agentes involucrados, ya que el abordaje no pertenece a ningún profesional concreto y promover el reconociento y la difusión de acciones en el campo del dolor, informando del pacto que tiene en la sociedad.
Además persigue presentar información relacionada con el dolor; fomentar la investigación; contribuir a la formación de los profesionales; coordinar con las administraciones públicas estrategias para los pacientes; proponer alternativas para la atención sanitaria de estos enfermos; actuar como coordinador de actividades en torno a este asunto e pulsar el desarrollo de políticas sociosanitarias que integren y relacionen el abordaje del dolor.
Este decálogo y la plataforma nacieron a raíz de la I Reunión Nacional Dolor y Sociedad que se celebró el pasado mes de octubre y donde se destacó, entre otros aspectos, que el tratamiento del dolor es un derecho fundamental y supone el principal motivo de consulta pero la mayoría de los pacientes no están satisfechos con el tratamiento de su dolor debido, en parte, a la falta de formación de los profesionales sanitarios. Además supone uno de los mayores problemas de sanidad pública en cuanto a coste económico y a la falta de formación de los profesionales sanitarios así como de la actuación de los enfermeros y farmacéuticos.
En este sentido, el presidente de FUINSA, Alfonso Moreno, señaló la necesidad de sensibilizar a la sociedad para que ‘informen del dolor' que padecen que éste puede medirse y cuantificarse objetivamente a través de una escala analógica digital. Por otro lado hizo un llamamiento a los médicos con el objetivo de que incluyan el dolor en la historia clínica de los pacientes para poder realizar un seguiento y sea considerado como el ‘quinto signo vital'. De este modo el médico podrá utilizarla como medición de las funciones corales más básicas del paciente tras la temperatura coral, el pulso, la presión sanguínea y la frecuencia respiratoria.
