Es cierto. Viajo a Boston para acercarme a los cuatro hospitales de la lista de los diez más tantes del mundo. El Children`s, el Massachusetts, el Beth Israel y Harvard. Las cosas no son como antes. Obama no tiene oposición. Todos cabalgan juntos. La crisis se nota en las gentes que se acercan al chiringuito de perritos calientes en largas colas de yuppies que antes llenaban los bistros y los restaurantes más pretater. Los negros se ríen más. Son felices. La negritud ahora es económica y se contagia transversalmente.
Barack Obama ofrece destellos de ilusión y mucha paz en el ambiente. Hay quietud al borde de la parálisis, como si no fuera a pasar nada. El espacio vital de los americanos parece un estanque dorado. Incluso helado, que hace frío. Vuelo en Intet y veo que en Baleares, en nuestro pueblo, la confusión domina en las noticias. Escándalos, violaciones de la moral, putados, presos, desastres y caos. Sin embargo, me siento orgulloso de haber conocido a personas en mi tierra que cumplen la ley, a administradores cívicos y médicos cuyas intenciones son honorables. A padres de familia nobles y firmes en la educación de sus hijos.
Admiro a cantidad de gente que, a pesar de lo que dice Intet, viven en mi tierra y son honestos y socialmente admirables. Es muy probable que tú, querido lector, seas uno de ellos. Porque después de tanta catarsis política y social, el camino de la depuración deberíamos llegar a la esperanza. Ese lugar que siempre nos espera. Seguro.