El falleciento de una doctora en un centro de salud murciano a manos de un paciente ha movilizado a sus compañeros de profesión quienes han condenado enérgicamente el asesinato. El deplorable suceso, sin embargo, ha servido para que salga a la luz pública un tema que muchos médicos y sanitarios viene denunciando de manera repetida: el de las continuas agresiones a las que se tienen que enfrentar nuestros profesionales sanitarios parte de algunos pacientes. Para ello, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) propone reforzar las medidas de seguridad en los centros sanitarios y la puesta en marcha de campañas de sensibilización. Así nos lo ha contado Soledad Guillén, médico y representante del CESM en Murcia, en una entrevista para prsalud.
Las cifras son realmente alarmantes: 7 de cada 10 profesionales sanitarios sufren agresiones en su quehacer diario. ¿Qué medidas exigís para que estas agresiones cesen?
La situación es muy compleja y se hacen necesarias medidas desde varios puntos de vista. Una de las más tantes es que se pongan en marcha campañas de divulgación en la sociedad, campañas educativas cuyo mensaje debe ser que se respete a los profesionales sanitarios. Esto ya se hace en otros ámbitos como en el terreno de la educación vial, donde existen muchas campañas destinadas a que los ciudadanos aumenten su responsabilidad al volante, poner un ejemplo, y eso el colectivo sanitario también reclama campañas silares con se difundan en los medios de comunicación para que la gente respete a nuestro colectivo y para que utilice el sistema sanitario público con responsabilidad. Para ello se exige una coordinación entre el Ministerio de Sanidad y las Consejerías de Salud de las diferentes comunidades autónomas, que las agresiones que día a día sufros los profesionales sanitarios ocurren en todas las regiones, sin distinciones entre unas y otras.
Otra de las medidas que reclamamos es que se aumente la seguridad de los centros sanitarios y hospitales y en este sentido pedos que haya vigilantes de seguridad en todos estos centros de salud y hospitales y también que se coloquen detectores de metales y tbres debajo de las mesas de los médicos en las consultas y que estos tbres estén conectados con la Policía o con la Guardia Civil con el fin de avisar si surge una situación de peligro para el profesional sanitario.
Parece prescindible entonces que las autoridades sanitarias de nuestro país respalden vuestras reivindicaciones pero, ¿es esto realmente así tanto a nivel autonómico como a nivel estatal?
En la Comunidad de Murcia, que es donde yo trabajo, hay un Plan de Agresiones desde 2003 pulsado el gobierno regional pero este Plan de Agresiones no se ha puesto en marcha de forma completa. Si que se han dado algunos pasos pero necesitamos que se lleve a cabo de forma integral. Se aprecia voluntad parte de los políticos en este asunto pero debería pasar de ser un tema secundario a ser una prioridad.
En Murcia, de hecho, en torno al 50% de los centros sanitarios cuenta con un guardia de seguridad que vigila y protege ante cualquier incidente. Incluso el centro de salud de Moratalla (Murcia) [centro donde se ha producido la agresión que ha acabado con la vida de la doctora Moreno] disponía de un guardia de seguridad hasta el año 2003 cuando decidieron prescindir de este servicio pero evidentemente esto no es suficiente, se hace necesaria una cobertura completa de seguridad y vigilancia en toda la red de centros sanitarios.
En cuanto al colectivo médico, ¿existe verdadera unión en toda la profesión para lanzar un mensaje común y conseguir sensibilizar sobre este asunto?
Todos estamos de acuerdo en que se deben tomar medidas para que lo ocurrido en el centro de salud de Moratalla no vuelva a suceder pero en la práctica la realidad es diferente que cuando tu quieres movilizar a los médicos se percibe claramente que no estamos unidos, que hay profesionales más plicados que otros, ya que no todos los médicos corremos el mismo riesgo de ser agredidos. Es decir, no se involucra igual un médico que trabaja en un laboratorio y que no tiene trato con pacientes que otro que trabaja en una consulta de Atención Praria o del servicio de urgencias, donde pueden pasar cientos de usuarios a diario. Por tanto, sería necesaria una mayor solidaridad parte de todo el colectivo médico para acabar con esta lacara de las agresiones que a todos nos perjudica y atañe.
¿Se puede decir que son los médicos los que más agresiones sufren o esta lacra afecta a todo el colectivo sanitario?
Efectivamente el riego lo corremos todos los que trabajamos en la sanidad pero si que es verdad que el médico es el prer responsable sobre la salud de los pacientes y esto lleva a que seamos el centro de la diana de muchas quejas de estos pacientes pero no somos los únicos, como te decía, ya que los enfermeros, ejemplo, al ser los que más en contacto están con los pacientes, también son víctas de estos ataques y agresiones.
Sin embargo, y según los datos que se manejan, sólo el 5% de los profesionales sanitarios que han sufrido agresiones ha denunciado los hechos. ¿Por qué no se denuncia más?
No se denuncia más temor a represalias y también que no se tiene el respaldo suficiente de la administración. Hay que pensar que una amenaza de muerte está considerada como sple falta leve y no como delito y en consecuencia las multas son casi sbólicas, de 50, 100 euros… Además, denunciar supone volver a ver al agresor y otras muchas molestias y no está compensado el esfuerzo que supone para el denunciante emprender la acción judicial, con la recompensa que se obtiene tras el fallo de la misma. Tras la denuncia te queda la sensación de que no te sientes respaldado y que el precio que tiene que pagar el agresor haber atacado a un profesional sanitario no disuade al mismo para que vuelva a actuar de la misma manera. Para ello sería necesario también un cambio en el Código Penal para que las multas sean más duras.
Últamente han salido a la luz datos del propio Ministerio de Sanidad y de las autonomías que anuncian que hará falta un alto número de médicos para los próxos años. ¿Crees que aumentando las plazas de los facultativos este tipo de agresiones disminuirían o incluso se erradicarían?
Que falte personal médico es uno de los motivos que hace que se propicien estas agresiones que los servicios sanitarios, sobre todo los de urgencias, están colapsados y es lógico que los pacientes protesten. Por eso aumentando la plantilla de personal sanitario el número de agresiones descendería. De todas formas, no todo se arregla con incrementar el número de médicos que el problema de fondo es un problema de falta de educación y respeto de algunos pacientes hacia el personal sanitario que lleva a que se produzcan este tipo de agresiones y ataques.
En cuanto a establecer un posible copago para algunas de las prestaciones sanitarias, ¿sería también ésta una medida que filtraría la entrada de personas que no hacen un uso responsable de la sanidad y que no respetan a sus gestores, como son los médicos?
El copago es una medida que disminuiría también las agresiones que cuando tú pagas una cosa, la respetas y la utilizas con responsabilidad y mesura. La gente no valora a los profesionales sanitarios, no valora las medicinas y el copago sería una medida eficaz para que se tuvieran más en cuenta estos aspectos. No obstante, este tema esta aún ‘muy en pañales', es una idea muy inmadura que no se aborda en los foros de la profesión y tampoco en el ámbito político que se percibe como una medida muy popular entre la población.
Alguna de sus compañeras ha denunciado que los medios de comunicación ‘atacan' continuamente a la profesión médica posicionándose, en la mayoría de los casos, del lado de los pacientes. ¿Es ésta una presión generalizada en todo el colectivo médico? ¿Por qué creéis que ocurre esto?
Este es un sentir general de todo el colectivo sanitario que determinados medios de comunicación, aumentar sus audiencias, son capaces de cualquier cosa. De todas formas hay que distinguir entre la prensa especializada, que norma general es seria y rigurosa, y el tipo de periodismo que se hace en otros programas que tienen otros fines.