Cuenta la leyenda, que una vez, una Serpiente empezó a perseguir a una Luciérnaga. Ésta huía con miedo de la feroz depredadora, pero la Serpiente no pensaba desistir. Huyó un día, y la Serpiente no desistió; dos días, y seguía tras ella. En el tercer día, ya sin fuerzas, la Luciérnaga se detuvo y le dijo a la Serpiente: ¿Puedo hacerte tres preguntas?
No acostumbro a responder, pero como te voy a devorar, puedes preguntar respondió la Serpiente.
¿Pertenezco a tu cadena alentaria? preguntó la Luciérnaga.
No. ¿Te hice algún daño? No.
Entonces, ¿ qué quieres acabar conmigo? Porque no soto verte brillar.
Bueno, quizás eso lo más interesante sería recordar aquel proverbio árabe que es muy útil en ocasiones aparentemente adversas. Dice así:
No digas todo lo que piensas / No hagas todo lo que puedes / No creas todo lo que oyes / No gastes todo lo que tienes. / Porque…
Si dices todo lo que piensas/si haces todo loque puedes/si crees todo lo que oyes/y gastas todo lo que tienes…/
Llega un momento en que …
dices lo que no conviene / haces lo que no puedes / juzgas lo que no ves y gastas lo que no tienes. Seguro.