La necesidad de atención psíquica se presenta a través de síntomas que frecuentemente se localizan en la piel, según ha señalado la presidenta de la Sección Centro de la AEDV y editora del prer volumen de la trilogía Dermatología Psiquiátrica, 'De la mente a la piel'.
En este sentido, la doctora guerra señaló que al menos un tercio de los pacientes que acude al dermatólogo, necesita, además, un tratamiento de los factores emocionales. Por este motivo, para la doctora resulta fundamental el abordaje multidisciplinar, ya que ‘el paciente acude al dermatólogo que lo que siente y vive se manifiesta como una alteración cutánea'. Por lo tanto, en ocasiones se debe ‘conducir al paciente al psiquiatra'.
En este aspecto, existen varios tipos de dermatitis, algunas de las cuales, como la artefacta o facticia, muestran claramente que el origen no es un problema cutáneo sino un trastorno mental. Tras este problema, también hay otros que se manifiestan en la piel como las personas que consumen drogas, las que padecen algún trastorno alentario o los trastornos compulsivos.
En general, las mujeres son las que se ven más afectadas este tipo de patologías y en lo que se refiere a la edad, dependería del tipo de enfermedad. Por ejemplo, los trastornos delirantes aparecen sobre todo en la edad madura y ancianidad mientras que los relacionados con los pulsos suelen darse en la época de la adolescencia y juventud. No obstante, Guerra advirtió que con frecuencia, ‘este tipo alteraciones son crónicas y la patología se manifiesta a lo largo de su vida'.
De esta manera, las alteraciones cutáneas que aparecen en la pubertad pueden inducir personalidades introspectivas y solitarias o el contrario, agresivas y antisociales. Cuando aparecen en la edad adulta producen ansiedad, inseguridad, depresión e insomnio.
