Eran uno, dos y tres los cerditos que aspiraban a la pocilga real. El prero, pequeño e indefenso, se rindió nada más llegar. El siguiente, grande pero torpe, tampoco logró su objetivo. ¿Y el tercero? Ni grande ni pequeño, sin hacer mucho ruido, se buscó un amigo y ganó la cuenta…digo pocilga…