En la Tierra a viernes, noviembre 15, 2024

LAS MÁQUINAS VENDING ROBAN

Recuerdo que me pareció exagerado un joven vociferando y pateando a una máquina vending que se había quedado con su dinero sin darle la bebida elegida. Dos fornidos mozos de la seguridad de la Estación de Córdoba, que era donde estaba la máquina, le tuvieron que amenazar y casi se lo llevaron en volandas. Dos años después, le entiendo. En ellos, las máquinas vending se han quedado con parte de mi dinero sin darme los chicles, el agua o los sandwidch que yo había decidido comprar. La estadística que he realizado sobre mis propias costillas me dice que se han quedado con un 10% muy largo del dinero que he echado en ellas y, poniéndome a recordar, esto me ha sucedido siempre.

Quitando las máquinas de los aparcamientos de El Corte Inglés, que tienen un botón para pedir ayuda y solucionan el problema, el resto de las máquinas se quedan, splemente, con el dinero. Prero piensas en arearla, pero queda feo delante del personal, y eso de llamar a los números de ayuda que vienen en ellas puede costar más que el dinero perdido, que a veces son un 902 y solo el 900 es gratis desde fijo o móvil. Las preras veces te vas pensando en que ¡total, un par de euros¡ pero la cosa cambia cuando se van sumando los totales.

Harta de escribir de la maravillosa tecnología que soluciona la vida, mientras las vending se quedaban con parte de mi sueldo, decidí pasar a la acción. La prera reclamación fue en el metro, perdí más de media hora que debí ir a la cabina de la supervisora a realizarla escrito, la contestación fue un sple "lo siento", un mes después. En Semana Santa, una vending de Barajas se volvió a quedar con mi dinero y sin el agua que yo quería, y no me "solucionaron" el problema hasta la vuelta del viaje, dándome un agua que yo ya no quería, pero sin devolverme el dinero. No entiendo que todas las máquinas vending no estén conectadas a las redes de telefonía móvil. Me presentaron una solución para conectar las dichosas máquinas, mediante redes de telefonía móvil, con una central en la que detectaban si la máquina estaba vacía o rota hace unos ocho años. Los dueños de las vending han debido pensar que sale más rentable comerse los euros de los clientes que pagar la conexión móvil para dar un buen servicio.

SUSANA BLÁZQUEZ, PERIODISTA


 

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