¿Quién dijo que la quería rubia y tonta? ¿Quién prefería un cachas para una noche? tus deseos son órdenes para mi con tan solo dar un clic. ¿No sabes que puedes cambiar tu vida? ¿Acaso sabes que puedes cambiar la de los demás? Quizá, pero tan solo con un clic. Así de sple ha llegado a ser aquello que antaño se llama relacionarse. Lo que nos preocupa de los menores; adolescentes y niños, que ya nacen enganchados al fenómeno del "mal de la red" llega de forma paulatina, sin hacer ruido a las mentes de los adultos, que sueñan y desean algo que pensaban que ya pasó. Su últo tren no solamente pasa a ser el prero, sino que establecen serias comparaciones con el ganado que se ofrece. "Yo creo que ésta es mejor que esta otra", no, "pruebe usted con ésta que es compatible según dice la máquina de la verdad".
La red se ha llenado de tales de contactos que en otro tiempo se hacían en papel de periódico. ¿Quién no ha leído aquello de "maduro casado insatisfecho, busca joven para experiencias sexuales"? ¿Y quién se atrevía con ello? Algunos pero entonces creían vivir en pecado. Hoy todo vale. Ya no se habla de pecados afortunadamente pero se juega con las realidades que se transforman en la película aquella cuyo título decía, ¿Por qué le llaman amor cuando quieren decir sexo?
Ahora Intet, el mágico mundo en donde todo es mentira que así nos lo proponen, inaugura en las mentes de las personas que "entran" un universo desconocido que además les entusiasma que es real. "A cala y a prueba", como los melones. Tú dices qué quieres, la máquina te lo busca, se queda, se cata y se desaparece. En otros casos, pides, no se concede, el que te habla miente y cuando le ves, no se parece a quien describe. Y así, todas las permutaciones de varios elementos, tomados de tantos en tantos.
Con esta reflexión en voz alta me pregunto qué critican a Marta, la niña que no aparece en Sevilla a pesar de las luces del "Alumbrao", que estuviera en una plataforma llamada "Tuenti". Los mayores tienen "facebook" y otros tales que obvio comentar en donde todos se describen al mejor postor. Se pueden probar varios a la vez, y varias como diría Teresa de la Vega que nunca pasa nada que todos sabemos a lo que vamos. Intet, como me dijo una vez un médico, "además de ser irreal, hace perder mucho tiempo" y tenía razón. Si enca das con una persona normal y bondadosa, que no es tonta a pesar de ser rubia, el juego entre dos sería perfecto, pero de nuevo existe la vida y la oferta de una mejor, y ahí la debilidad de la especie hace contraer el compromiso con lo frugal, con lo que no tiene consistencia, con la distracción y con el mero uso del correo electrónico que es el que decide si sigues o no hablando con el interlocutor que acaso no sabe nada de ti. Para las personas sensibles, con la cabeza amueblada y con todos los ingredientes para ser normales, les aconsejo que se salgan de esa vía que el tren no para. Arrolla a propios y a extraños, no es capaz de ayudarle a sobrevivir que usted se preguntará mil cuestiones que no tienen respuesta. Pruebe aquello de toda la vida, un café, una vida en común, una propuesta para vivir y sentir, sobre todo sentir.
Quizá en ese tiempo en el que las personas se dedican a chatear con un personaje aginario inauguren un escenario acaso desconocido pero real para ellos. Una película de la que son protagonistas y tanto, la adicción está servida. Los momentos y los silencios se consiguen cuando se abre una pantalla y la película de tu vida pasa delante. Tus experiencias son únicas en esos correos llenos de palabras que sin acritud responden a paradigmas desconocidos. Pero no es cierto, cada día, si tú quieres, puedes seguir conociendo y así hasta que te canses de conocer. No es posible establecer la conexión real con las sensaciones que produce un encuentro frío con alguien que no conoces salvo que la máquina te haya ofrecido qué quiere o qué le gusta.
El encuentro se establece y de ahí al amor eterno. Señores, pongamos los pies en tierra firme. ¿Qué busca el ser humano aparte de huir de su soledad? No sé, gente normal, dicen unos, amistad, dicen otros, follar, con todas las letras, afirman los más atrevidos, pero de ahí a considerar que nace el amor entendido como nos lo vendieron alguna vez no. Los sentientos nacen del cariño, del roce, de las experiencias, de la aventura de vivir, y vivir es complicado. A muchos o a casi todos se les brinda la segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta, y así hasta que se harte de buscar aquello que nunca volverá a sentir. Porque como decía un amigo sevillano que ahora bailará en la feria, "se siente o no se siente" y muchas personas mueren sin saber qué es estar enamorado de alguien. La red no creo que procure un programa que le haga a usted sentir.
Si esto acabara así sería perfecto pero lo malo es la adicción y la sensación de vacío que se procura en los internautas. El individuo pasa a consumir muchas horas de su vida apostando la vida irreal, dentro de la soledad en la que sigue hallando cada noche. Camas vacías o llenas acaso de un lío frugal, pero para eso está la red. Enciendes el ordenador y vuelves a tener sexo on line, cibersexo o vida sexual con un desconocido que ni siquiera sabes cómo huele. La especie humana dejará de sentir en lo que al instinto se refiera cuando no reconozca los meros placeres de la vida. Desde ver un museo Intet, la playa con google "earth", las mejores mujeres desnudas para ti, los mejores hombres del mundo, las cataratas del Niágara, "el dúo de Adán y Eva" cantado para ti, un solitario, unos juegos on line, sexo, sexo y sexo, qué más le puedo pedir a una cosa que llamo "ordenador". A la que ordeno y me da, algo que quizá haya usted olvidado, algo que se llama sentir, pero eso de momento el fundador de las ventanas no lo ha conseguido, "Windows" si no me sigue.
La psiquiatría ha hecho propuestas lógicas y ha procurado discursos correctos en torno al grave asunto de vivir "on line". Las adicciones se curan, lo malo es que no se reconocen. El vehículo que le lleva a uno a vivir en una fantasía es cuanto menos peligroso como peligrosa es una conquista de un desconocido del que no sabe siquiera si dice la verdad. "La voz a ti debida" que una vez leyéramos en voz alta, los sonetos y las ras que nos hicieran palidecer, aquellos boleros cantados al amor, fueron sentidos personas que querían alcanzar algo tan hermoso como es el sentiento. Por razones de distancia, de negación de la vida, de la religión, de los padres, y de muchas razones, algunos sujetos murieron de amor alguien. ¿Se aginan ustedes de qué hablo llegado el siglo XXI? Imposible, que se ha dejado de amar. El famoso "coge el dinero y corre" que fuera en el siglo XX de Woody Allen, se transforma en "coge el amor y corre" del siglo XXI. La SGAE pide que los internautas paguen "bajarse canciones de intet", antes se bajaban al moro, ahora, también se bajan mujeres y hombres dispuestos a coger el últo tren. Perdonen, que ya existe el AVE y todo será a gran velocidad, como la vida misma.
El "Alumbrao" ha llegado a Sevilla, el olor a azahar a las calles que en abril dejan un recuerdo inmenso a cuantos conocemos a sus gentes y les llevamos en el alma. Fino, manzanilla y luego el Rocío " si no ha tenío bastante mi arma…" Entretanto el IBEX nadie lo escucha, la peste cina llena titulares y la consecuencia de la vida misma acaba siendo aquello de "a vivir que son dos días" y ello, ¿Quién dijo amor cuando quería decir sexo? A lo mejor, a aquellos que pensamos que la vida sigue siendo "Aquellas pequeñas cosas" de Serrat, entendamos que la red no entrará en nuestras vidas, que el amor sigue siendo ir cogidos de la mano y que un atardecer en abril es inmensamente bello. Como la vida. Lo malo, o lo bueno, es que nos venden otra cosa, y enca la compramos. Que se lo digan a Sarko que pasea a su Bruni la España nuestra y canta aquello de "casamiento y mortaja, del cielo baja", ole, ole y ole.
Ana de Luis Otero
Periodista