prexclusivo Desde las habitaciones de The RitzCarlton, en Moscú, la vista atraviesa La Plaza Roja hasta alcanzar El Kremlin, las cúpulas de cebolla, icono de la ciudad, y otros vestigios arquitectónicos del turbulento pasado de la nación. Sin embargo, en el interior del hotel, los invitados conocen desde la extravagancia única de Moscú hasta su lado más contemáneo.
Una renovación de 275 millones de euros ha transformado un deslustrado albergue de la época soviética en uno de los hoteles más exclusivos de la capital, donde el servicio de habitaciones obsequia a algunas fastuosas suites con caviar de beluga.
Los invitados descubren la extravagancia de The Ritz cuando se adentran en el vestíbulo donde más de una docena de variedades de mármol se complementan con detalles dorados e polutas escaleras. El magnífico ambiente se prolonga hasta el spa de 2.000 m2, que incluye una piscina resguardada una bóveda. También destaca El Jeroboam, el restaurante principal, donde el chef galardonado con tres estrellas Michelin, Heinz Winkler, propone un paseo internacional las especialidades eslavas.
A a izda: empleados del hotel; a la drcha: el Restaurante Jeroboam |
En el últo piso se encuentra el bar Lounge 02. La barra exhibe un domo de cristal que recuerda a la torre de control retrocool del aeropuerto de Los Ángeles, bajo la cual fluye vodka, tocan bandas locales las peculiares ‘interpretaciones' rusas de canciones pop del Este y los invitados disfrutan de algunas de las vistas más espectaculares de Moscú. (De 900 a 14.400 euros).
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