La semana pasada os conté un caso excepcional de un chaval que se curó de su adicción al móvil después de diez años de sinsabores personales y familiares. Prometí hablaros de mi hija Elena, de ocho años, que hace unos días me pidió los datos de mi DNI para hacerse del Club Mayoral. Allí hay juegos, concursos y te envían revistas a casa, además de otras muchas cosas. Yo lo conozco que varios de mis hijos (tengo seis) son del club. Puedes hacerte socio fácilmente y de forma gratuita, pero hay que facilitar algunos datos.
Yo he entrado a ver su web que mi hija Miriam (catorce años) es socia y me ha dejado utilizar su usuario y contraseña. Es un club majo que no plantea peligros a los chavales. Pero para entrar piden algunos datos, como el cat de identidad del padre para garantizar que los padres aceptamos la pertenencia de nuestros hijos a este club.
Así que el otro día, mi hija Elena, de ocho años, se metió en la web y vio que le pedían esos datos. No es que mi hija sea más lista que los demás niños de su edad o maneje estas herramientas mucho mejor que otros, sino que, splemente, ha nacido con ellas y las domina perfectamente sin los agobios que en ocasiones sufros los padres.
Bien, la niña me dijo, que le diese mi DNI y yo le pregunté que para qué lo quería. Ella, con toda naturalidad me dijo: "Pues para hacerme del Club Mayoral, papa". Por supuesto, a ella no se lo di, pero sí a su hermana mayor, Esther, de 18 años, que se encargó de hacer todo el proceso para que la niña pequeña ingresase en el club.
Si hubiese dejado a mi hija pequeña hacer los trámites es posible que hubiese dado alguna información que yo no quiera que se dé. La mayor, sin embargo, sabe qué hacer.
Esta es una de las cuestiones que desde Adicciones Digitales (http://www.adiccionesdigitales.es/) abordamos en las charlas que damos en los colegios y empresas dirigidas a padres, educadores y profesionales en general. Les recomendamos que hablen con sus hijos y les dejen claro que bajo ninguna circunstancia deben facilitar datos personales ni familiares a través de intet. Los niños deben navegar con sus padres o hermanos mayores junto a ellos y aprender que la Red tiene grandes ventajas y grandes peligros. Y que facilitar ciertos datos puede suponer una problema para la familia, ya sea en cuestiones de acoso o que nos vacíen la cuenta del banco.
Lo cierto es que mi hija Elena actuó bien y me pidió el número del DNI, que podía haber ido a mi cartera, cogerlo y darlo sin consultarme.
Es algo que siempre les digo, aunque no podría jurar que siempre me hagan caso; que no den datos personales y que si tienen que dar alguno que nos consulten prero a los padres. La única excepción, lógicamente, es mi hija Esther que con sus dieciocho años ya es una mujer y sabe lo que hay y no hay que hacer. Los demás, son un peligro y hay que andar con ellos con mil ojos.
Esos datos personales que a veces se dan en Intet puede traer graves problemas, como los que vienen sucediendo en los últos años. Pueden degenerar en acoso, abusos sexuales, violaciones y asesinatos son algunos de ellos La semana que viene contaremos dos de esos casos. Mientras tanto, prudencia, que no miedo, en Intet.
Juan Manuel Romero