El consumo de drogas se ha convertido en los últos años en un verdadero quebradero de cabeza para las autoridades sanitarias, que conscientes de la influencia que los Medios de Comunicación ejercen en la sociedad, y especialmente en los grupos de mayor riesgo como son los jóvenes, elaboran guías para el tratamiento de la información relacionada con las drogas en los diferentes sotes informativos, pero, ¿lo estamos haciendo bien?
Hace tan sólo unos días el director técnico de la FAD (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción), Eusebio Megía arremetía contra el Plan Nacional sobre Drogas del Gobierno alegando que ‘no valen estrategias antiguas para problemas nuevos. Tal y como está, ha perdido eficacia, hay que cambiarlo’. ¿Hacemos todo lo que podemos? No sólo las relaciones sociales están cambiando, los hábitos de consumo también y es eso que el papel de los Medios de Comunicación tiene que variar para cumplir su función social dentro de la estrategia de prevención.
Una de las principales conclusiones a las que se llegó ya en el año 2005 en el Foro ‘La Sociedad ante las Drogas’ incluía la especialización de los informadores sanitarios para poder ofrecer un tratamiento riguroso a las informaciones relacionadas con la problemática de las drogas. Cuatro años después, la realidad nos hace pensar que poco o nada se ha avanzado en este sentido. A pesar de la creación de cursos especializados en información sanitaria, la especialización en el campo de la drogadicción sigue siendo un vergel de ideas, mitos y búsqueda de titulares ‘fáciles’ que no ahondan en el problema transversal (sanitario, educativo, económico, judicial, delictivo, etc.) que supone el consumo de drogas.
En contraposición a esta falta de especialización, tras cada gran encuentro multidisciplinar sobre drogas, suelen extraerse conclusiones, decálogos y guías de buenas prácticas para Medios de Comunicación con el fin de aunar los criterios en el tratamiento de la información relativa al consumo de drogas y su prevención.
Uno de los últos ‘documentos’ emitidos en este sentido es el Decálogo General para Periodistas que elaboró el grupo de trabajo ‘Los Medios de Comunicación ante las drigas’, integrado en el Foro ‘La Sociedad ante las Drogas’. Este documento se ideó como una herramienta de apoyo a los medios para cumplir con el papel de mediadores sociales y se incluyen artículos como:
1. Evitar referirse a la droga de forma genérica ya que pide contextualizar el consumo de las diferentes sustancias. Cada una de ellas necesita un tratamiento específico.
2. No existen las drogas ‘blandas’. Utilizar indiscrinadamente este concepto puede llevar a confusión sobre los efectos reales de las sustancias.
3. Es más correcto hablar de consumos que de consumo. Hay que diferenciar entre consumos esádicos, problemáticos y drogodependencia.
4. No banalizar sobre el consumo experental de drogas.
5. Los datos procedentes de encuestas y estudios se deben tratar con rigor.
6. Citar las fuentes siempre que sea posible. Evitar el uso de expresiones como ‘los especialistas afirman…’ etc.
7. El lenguaje (oral, escrito o visual) no es inocente y juega un tante papel en la transmisión de valores.
8. Utilizar, en la medida de lo posible, testonios de personas afectadas para conseguir personalizar la información.
9. Huir de la ‘demonización’ y ‘estigmatización’ de los ambientes en los que se consume droga. Hoy hoy el consumo de drogas no se centra en ambientes marginales.
10. Por últo, es recomendable completar la Información a través de todos los puntos de vista posibles y no centrar la noticia o retaje en un único aspecto.
Este decálogo de buenas prácticas periodísticas se une a una serie de recomendaciones entre las que destacan el hecho de que los Medios de Comunicación pueden posicionarse en el problema de la drogadicción ya que no tiene qué afectar a la neutralidad, la parcialidad o la veracidad de las informaciones. En este sentido, la Información relativa a las drogas se debe plantear en el sentido de cuál es la forma más adecuada para explicar lo que sucede, y no de lo que se debe o no se debe contar.
La labor de los Medios de Comunicación debe centrarse en profundizar en los distintos aspectos delictivos, económicos, sociales, sanitarios, políticos y de tráfico que tienen relación directa con las drogas, para que a través de las informaciones vertidas en los distintos medios, la opinión pública sea consciente de todas las plicaciones de un fenómeno social constantemente en alta, y cuyas consecuencias revierten en el ámbito cotidiano.
Para fomento y promoción de la correcta labor periodística en este sentido existen varios premios dirigidos a profesionales de los Medios de Comunicación. Uno de los más tantes y que actualmente mantiene abierta la convocatoria es el Premio Periodístico de la Fundación Alcohol y Sociedad, que centrado en la relación de los jóvenes con el alcohol, premia con 5.000 euros a las mejores iniciativas para acabar con el consumo indebido de alcohol entre adolescentes y que ofrezcan un conociento ‘más eficaz’ sobre la relación que mantienen los jóvenes con las bebidas alcohólicas.
