¿Quién es la Directora de g de origen eslavo de una tante multinacional del mundo del motor que se cree la mismísa reencarnación de la Gran Duquesa Anastasia? O no sabe delegar, o es una vaga redomada, o carece de equipo que le ayude. Ni siquiera es capaz de devolver una llamada para resolver una duda a los periodistas sobre uno de sus modelos. ¿No puede perder cinco minuos de su bien pagado tiempo dedicándose, sencillamente, a trabajar? Si la compañía para la que trabaja carece de presupuesto para contratar a un asistente, las visiones más apocalípticas de Niño Becerra se han quedado cortas. Que Dior nos pille confesados.