La falsificación de medicamentos afecta ya al 10% del mercado farmacéutico mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por eso, no es extraño que los propios laboratorios farmacéuticos se muestren preocupados la proliferación de estos fármacos falsos que atentan contra la salud de los ciudadanos. Para evitarlo, la farmacéutica Merck ha desarrollado una innovadora herramienta que diferencia un fármaco original de aquel que no lo es.
Se trata de Esan, un ‘fármaco virtual’, como lo denominan sus propios creadores, que ha sido ideado en colaboración con Jura JSP, Weilburger Graphics, Schlüter, Chesapeake y Reproflex. En concreto, el nuevo fármaco son unos pigmentos que integran distintas técnicas de seguridad y permite diferenciar fácilmente los fármacos auténticos y sus envases de las falsificaciones.
Constituida una caja plegable que contiene blísters, cápsulas, tabletas y un folleto explicativo, Esan es una práctica herramienta diseñada para mostrar a los responsables de packaging y g de las compañías farmacéuticas la forma de integrar los pigmentos de seguridad de Merck en sus diseños estándar de packaging. De este modo, con aspecto silar al de un fármaco, Esan incora diversos elementos de seguridad de la línea de pigmentos de Merck.
Así, en la fabricación de los blísters bicolores se ha empleado el pigmento Securalic®, aplicado con la técnica de flexopresión UV. La adición de Securalic® a la tinta confiere a ésta propiedades visuales específicas que la diferencian de otras menos sofisticadas. Las sensaciones visuales que produce Securalic® desde un efecto de interferencia hasta una compleja iridiscencia capaz de producir una amplia gama de colores según el ángulo de visión facilitan claramente la distinción del producto original de las falsificaciones.
Por otro lado, se ha incorado a su vez a las tabletas y a las cápsulas, el pigmento Candurin®, que les otorga un aspecto inconfundible que asegura al máxo la protección de los compuestos originales contra las falsificaciones.
Candurin® ha demostrado un enorme potencial, ya que la amplia selección de colores que ofrece y el efecto de brillo nacarado resultan de enorme utilidad tanto para reducir los errores de dosis y medicación como para hacer más difícil la falsificación de los productos originales. Además, se utiliza en la Unión Europea desde 2003 y satisface plenamente los estrictos controles de calidad y seguridad de la industria farmacéutica y alentaria.
‘En resumen, la combinación de Securalic® en el envase y Candurin® en los propios medicamentos permite conseguir ese deseado objetivo de seguridad integral que tanto persigue la industria farmacéutica y demuestra cómo es posible aplicar sistemas de detección de falsificaciones a los diferentes niveles del packaging‘, señalan desde Merck.
Un esfuerzo que no sólo protege a los consumidores de los peligros asociados a la utilización de sustancias desconocidas, sino que lita los perjuicios económicos que este fraude provoca al sector, reconocen en últa instancia desde la compañía farmacéutica alemana.