La tele me contó ayer la mañana que la gripe A había sido calificada de pandemia mundial en Australia. Me metí en Facebook para preguntarle a mi pro Daniel, que vive en nuestras antípodas, sobre como lo vivían, y si habían adoptado la mascarilla de rigor. La red social me ha enviado esta mañana su respuesta a mi correo electrónico: “lo de la pandemia, como no vemos TV, no estamos enterados y no nos pasa nada”.
Mientras abría mi correo, la directora general de la OMS me ha contado la tele que la gripe A ha alcanzado el grado de pandemia mundial. No se si debo ir a la farmacia para comprar mascarillas o, como mi pro, dejar de ver la tele. Si no fuera que en esta gripe mueren los jóvenes, recordaría que todos los años mueren más personas la gripe estacional y no pasa nada. La diferencia es que mueren personas de riesgo, y como a esas no se les da espacio televisivo pues la gripe se vive de forma habitual.
En medio del granel de ágenes hablando de la crisis económica, hemos vivido todos los estadios de la gripe A a través de las ágenes de los mejicanos con mascarilla. Hoy, me enseñan a japoneses con mascarilla pero dicen que la gripe A no es peligrosa. Irrumpen en todos los canales las ágenes mundiales del fichaje de Ronaldo, hablando de la alegría que va a traernos Florentino Pérez. ¿Quién no va a pagar este invierno ver a Ronaldo y a Kaká dando patadas con la camiseta blanca? Menos mal que Sogecable e Imagina han firmado la pipa de la paz para ver los partidos del Madrid Digital Plus y la nueva cadena de pago del grupo de La Sexta. Todos salvados. Es más divertido ver la tele a los millonarios jugadores que a la aburrida crisis. TeleMadrid me ha enseñado esta mañana las ágenes de Ronaldo con Paris Hilton en una discoteca neoyorquina. La televisión ha cambiado de pandemia.
SUSANA BLÁZQUEZ, PERIODISTA
