Cada día podemos leer en los periódicos el alcance de esta crisis profunda: más de 125.000 despidos contabilizados en apenas dos semanas, más de 300.000 nuevos parados en un mes, todos los sectores de la economía afectados… Desgraciadamente, estas malas noticias convierten al director de Recursos Humanos en un ejecutivo mucho más tante en cualquier organización. Los presidentes, consejeros delegados o directores generales le dan poder ante la dura y difícil tarea que tienen delante.
Por causa de esta crisis, RRHH pasa a ser un departamento con mucho presupuesto, no para invertir sino para pagar las cuantiosas indemnizaciones necesarias, bien para poder garantizar el futuro de la compañía adelgazada o bien para cerrarla. Él será el encargado, junto a sus asesores legales, de sentarse con los sindicatos e intentar llegar a un pacto.
En situaciones como la actual, cuando la crisis no permite recortes pequeños y exige ajustes más drásticos, el camino habitual es el ERE. Mecanismo legalmente complejo en España, que plica negociaciones, procesos administrativos y horas y horas de reuniones interminables con sindicatos y comités de empresa, que no siempre tienen los mismos puntos de vista ni los mismos intereses. En medio de ese exigente proceso negociador, a menudo, las empresas no reparan en la lesión de agen que se deriva de una ausencia de gestión de la comunicación, tanto interna como externa. Y en momentos como el actual pueden tener la tentación de pensar que, puesto que muchas otras compañías están haciendo lo mismo, la suya va a pasar inadvertida. Pero, ante eso conviene recordar que existe un crudo refrán español que dice: “mal de muchos, consuelo de tontos”. Las compañías tienden a contar las buenas noticias, pero en las malas todavía hay muchos ejecutivos que prefieren esconderlas y no gestionarlas. Flaco favor para su empresa. La compañía subsistirá, acabará la crisis, pero sufrirá un daño de agen, de mayor o menor alcance, pero daño.
Por contra, aquellas empresas que también trabajan profesionalmente los asuntos de agen pueden aprovechar la crisis para salir fortalecidas, que es cierto que “toda crisis genera una otunidad”, pero sólo para los que saben aprovecharla.
Reunámonos con los empleados, contémosles la situación, expliquémosla a la sociedad, a los clientes y nos llevaremos la grata sorpresa de que la gente entiende las razones cuando existen, e incluso puede llegar a compartirlas.
Con frecuencia, las empresas, aquellas que sí tienen en cuenta la comunicación, suelen acordarse de ella en el últo momento. Pero, al igual que en las cuestiones de gestión técnica o en las jurídicas, la comunicación también requiere su tiempo, su reflexión, su plan de trabajo. En situaciones de crisis laboral, gestionemos la comunicación y démonos un tiempo para planificarla. Un buen plan de Comunicación debe incluir todos los aspectos: la estrategia, las acciones, los mensajes, los tavoces… hay que evitar llegar a la hora D y carecer de capacidad de reacción ante lo que se viene enca, normalmente muy pactante… Llamadas de decenas de periodistas reclamando información inmediata (más periodistas a medida que la empresa es más reconocida), rumores que se propagan los pasillos a la velocidad del rayo y que enturbian el proceso, clientes desconcertados que buscan explicaciones y garantías de futuro….
La obligación del prer ejecutivo, del líder de la organización, es mirar hacia adelante, pensar que se va a salir de la situación difícil que ésta sea, ponerse al frente de la nave marcando el rumbo, con mano firme. En esa visión de futuro tiene que incluir gestionar la crisis con la menor lesión de agen posible y conseguir que al final del proceso los tripulantes que queden en la nave estén con ganas y moral de seguir remando, con el objetivo de ser cada día un poco mejores, más fuertes y más capaces.
Llegados estos difíciles momentos, si la medida traumática es inevitable, el director de Recursos Humanos contratará a equipos jurídicos que le ayuden a pasar este trance. Pero no debe olvidar que la Comunicación puede ser de gran ayuda en el proceso y es prescindible para el futuro. No comparto el razonamiento el cual se acepta como algo irremediable la lesión de agen. Estamos en tiempo de EREs, de malas noticias para las empresas, pero que si las gestionan adecuadamente en materia de Comunicación, pasarán mejor el difícil trago y pueden salir fortalecidas. Muchos lo han logrado.
Iñaki Torres
Director
ESTUDIO DE COMUNICACIÓN