Recuerdo aquella serie cuando era jovencita y aquellas mujeres explosivas. Era la prera vez que se podía calcular en una televisión a qué llegaría la mujer si la hubieran permitido tener un hueco en la sociedad. Entonces era el siglo XX y en España aún se cocían cocidos en las ollas y las damas solo accedían a eso. Sus otunidades empezaron a verse encendidas y en los Estados Unidos, las bellezas explosivas llenaban las cajas tontas con series idílicas de mujeres inalcanzables que eran guapas, altas, audaces y además, policías. Todas las chicas de aquella generación alguna vez nos vos reflejadas en ellas, y no sabíamos en qué se iba a convertir todo este sarao una vez terminado el siglo. Una de ellas, la más atractiva, Farrah Fawcett ha muerto un cáncer. Una joven abuela que no ha podido luchar, como dicen ahora, cuando la vida te arrebata el resto de tus días. El marido de una buena amiga mía murió en un día como hoy, él no era conocido como Farrah pero le dedico unas líneas que gente como él muere cada día y le es privada su libertad. La vida, la frágil vida que no sabemos lo que es hasta que se va. ¿A cuántas personas conocidas veremos privados de libertad ese nombre ? Esta vez, libertad, sin ira que no nos queda nada más que esperar y quedarnos a ver qué nos dicen del cáncer, esos que estudian cómo detenerlo. Michael Jackson, otro conocido al otro lado del charco, ha sufrido una parada cardiorrespiratoria y al otro barrio también. Su “Thriller” se ha convertido en una escena real. Me pregunto si ahora alguien se pregunta de qué color tenía el corazón, o sus deudas, o su cuenta corriente, o sus hijos, los príncipes con madre de alquiler. Ha muerto y ya está. Ahí, somos todos iguales. El muerto al hoyo y el vivo al bollo dicen en este lado del charco… ¿De qué sirve el dinero pues? No tuvo vida, renuncio a la que tenía y en su genialidad estaban sus versos, su baile, su música, pero todo sin la ternura de haber sido un infante alguna vez. Y en sus cincuenta preros años dejó su “Neverland”, su país de nunca jamás, para ser Peter Pan y encontrar a su Wendy en algún lugar…
En España tenemos cosas menos exóticas. Entre Pajín, Aído y Sinde, podríamos hacer otra serie, lo malo es que tendríamos el aborto, la logse y la cultura para que fueran atentados, y enca, no serían policías bellas. Siempre creo que Almodóvar no ha leído con suficiente deteniento los guiones de nuestros políticos. Si él supiera qué se cuece entre bastidores ganábamos al menos otros dos Oscars.
Al otro lado del Atlántico, también, Obama confiesa que no ha sido muy buen padre y que gracias a su ángel de Charlie, Michelle, ma Belle, sus hijas son lo que son. Esto pasa hasta en las mejores familias, unas veces más, y otras menos, pero es corriente entre sujetos en este santo país. Por esa y otras causas de cada cinco matronios se separan tres. Que se lo digan a Laura Ponte, que ha dejado de ser la sobrina del Rey y pra de Doña Elena para ser una mengana de nuevo sin cesar temalmente la convivencia, como ha hecho la anterior, o a Soneta. La realeza también sufre aunque vayan en yate y no en patera. El del abanico está esperando que ella corte el pastel, y ni fu, ni fa, juntos en los toros pero con la barrera medio. Así cualquiera tiene marido…
Para poner una cierta sonrisa a esta reflexión, dicen que los canguros tienen misterio. Se hartan de comer amapolas, tienen un “subidón” como dicen ahora y se dedican a saltar en círculo. Le diré a los políticos que no hacen más que saltar en círculos que dejen de tomar amapolas. A ver si la cosa está ahí y no salos de la crisis eso.
Hoy sube la luz. Enciendan algunas velas, unas Michael, otras Farrah, otras los que mueren en las pateras, otras los niños del tercer mundo, otras los que se han ido, otras los que están enfermos, ¡qué pequeño es el mundo y cuánto nos complicamos la vida con lo que está lloviendo!
Ana de Luis Otero
Periodista