El juego misterioso que va del amor a un cuerpo, al amor a una persona, me ha parecido bastante bello como para consagrarle parte de mi vida”, dijo el emperador Adriano en la obra de Marguerite Yourcenar. Este fin de semana se calcula que dos millones de personas, gays y no gays, tomarán como epicentro la plaza de Chueca, de Madrid, y pasando Cibeles y el Retiro, recorrerán la ciudad en un desfile de carrozas locas rebosantes de música, provocación y ganas. Ganas de reivindicar el derecho y el Orgullo a ser, libremente, como cada uno sea. Afortunadamente, son cada vez más los que se mezclan en este jolgorio multitudinario ampliando, de forma natural, el marco donde las personas pueden expresar libremente su sexualidad sin miedo a ser señalados, criticados o excluidos. Fiesta pagana donde las haya, el Día del Orgullo Gay, ha ido ganando, año a año, su espacio entre los grandes festejos de Madrid, de manera que al igual que las Fallas de Valencia, los sanfermines de Pamplona, o la Feria de Abril, en Sevilla, constituyen un momento glorioso para el entreteniento y el consumo. Los comerciantes de la zona esperan esta concentración, que atrae a un tipo de turismo de calidad y que dejará un gasto medio de 130 euros persona y día. Estamos hablando de un consumo extra de, míno, quinientos millones de euros durante el largo fin de semana que empieza el jueves y acaba el domingo. Lo cual, en estos tiempos de crisis es una excelente noticia para el comercio madrileño. Esta poderosa palanca económica ha movido a las instituciones a no mirar para otro lado, cosa que se venía haciendo hasta hace unos años, y sumarse al carro de la celebración.
De todas formas, si tante es la proyección de Madrid al mundo turístico temático, el divertento y el consumo, muchíso más lo es no perder de vista el origen del evento, que no es otro sino la reivindicación de un grupo numeroso de personas que, durante décadas, ha sido relegado al oscurantismo y la ocultación. En nombre de no se qué identidad social mayoritaria ha existido y existirá, afortunadamente cada vez menos, esa tendencia a señalar al diferente, desde la crítica y la inaceptación, para sentirse superior perteneciendo a las mayorías. Sojuzgando un derecho, la expresión y manifestación libre de la sexualidad, que condena al colectivo gay a situaciones de auténtica tragedia personal y familiar, en muchos casos. Una sociedad avanzada que respeta los derechos humanos no puede dejar de reconocerlos en todas sus manifestaciones. Por eso es indispensable recordar, y reconocer a los gobernantes y legisladores, en este evento, el avance de las leyes de Igualdad que permitan la visibilidad a unos colectivos injusta y neciamente maltratados. Madrid abierta, generosa y hospitalaria se viste de arco iris para expresar su vocación del vive y deja vivir.
Concha Minguela
Directora de Gente en Madrid
http://www.gentedigital.es/blog/ojocritico