La ministra de Sanidad, Trinidad Jénez, ha lanzado un globo sonda sobre “ampliar la prohibición de fumar en lugares públicos”. Como exfumador y militante contra el tabaquismo la apoyo plenamente.
Fumar en lugares públicos no debe ser una opción, debe estar prohibido y punto, independientemente del tamaño de los locales.
El argumento de la ministra Jénez tiene mucho fundamento, la Ley de 1996 de su antecesora, Sra Salgado, se ha quedado corta, y aunque ha conseguido que un millón de españoles deje de fumar, no ha conseguido que se deje de fumar “en todos los lugares públicos”, como ocurre en toda Europa, e incluso Turquía, un país muy fumador.
La Ley Salgado dejó una opción a que los dueños de los establecientos de menos de 100 metros cuadrados, la mayoría en España, singularmente bares y restaurantes, eligieran si admitían o prohibían fumar. Craso error, la mayoría, un 80% de estos establecientos, optaron dejar fumar para no perder clientes. Ese agujero hay que cerrarlo con una reforma de la vigente ley. El tabaquismo está en retroceso en todo el mundo civilizado, no hay que dejar resquicios legales al humo.
Voy a decirlo de modo más claro: la permisividad con el tabaco en España es tercermundista, es otra asignatura pendiente, tanto como el incivismo, tan español, de tirar papeles en la calle o en los bares, hacer botellón en las calles y ensuciarlas, o dar voces en todo tiempo y lugar.
PD) El Gobierno se ha ido de vacaciones con un montón de asignaturas pendientes, y muy preocupado con la resurrección de ETA. También ha dejado todas las aceras de las ciudades levantadas, dando empleo eventual hasta final de año a más de 200.000 trabajadores. A final de año, a ver qué se inventa.
Estrambote: los bancos y cajas, a la chita callando, van recomponiendo sus balances y afinando su estrategia de fusiones. Mientras tanto siguen dando poco crédito y caro a las empresas “solventes” (menuda aclaración), y han renegociado sus abultadas deudas a las empresas grandes del ladrillo. Siguen en su línea, respeto al grande y ni caso al pequeño.
MIGUEL CIFUENTES, PERIODISTA