Durante esta semana la Organización Mundial de la salud (OMS) ha puesto en marcha la ‘Semana Internacional de la lactancia’. El objetivo de esta semana, no es otro que el fomento de esta práctica, que parece haber perdido fuerza en las últas décadas. Sólo un dato, los menores de seis meses alentados exclusivamente con leche materna no llegan al 40% en todo el mundo.
Numerosos son los beneficios que la lactancia materna produce, ya no sólo en la salud de los pequeños, sino también en la de la madre. Por otra parte, según los expertos, la leche materna es inocua y además contiene anticuerpos que ayudan a proteger al lactante de enfermedades frecuentes, como la diarrea y la neumonía, que son las dos causas principales de mortalidad infantil en todo el mundo.
La madre también se ve beneficiada. Según la OMS, dar el pecho al recién nacido reduce el riesgo de cáncer de mama y ovario en fases posteriores de la vida, y ayuda a la madre a recuperar más rápidamente su peso anterior al embarazo.
La lactancia exclusivamente materna se recomienda durante los seis preros meses de vida del bebé. Después, debe complementarse con otros alentos hasta los dos años. Además, desde la OMS también se alerta que, la administración de alentos que no consistan exclusivamente en leche materna durante los preros seis meses de vida, contribuye a más de un millón de muertes infantiles anuales.
Numerosos son los beneficios de la lactancia materna. Diversos estudios han concluido que los adultos que de pequeños tuvieron lactancia materna suelen tener una tensión arterial más baja, menos colesterol y menores tasas de sobrepeso, obesidad y diabetes de tipo 2. También hay datos que indican que las personas que tuvieron lactancia materna, obtienen mejores resultados en las pruebas de inteligencia.
Sin embargo, aunque son muchos los benéficos de la lactancia, también son muchos los miedos y problemas a los que tienen que enfrentarse las madres. Muchas mujeres que retoman su vida laboral, tienen que suspender la lactancia exclusivamente materna falta de tiempo, o de instalaciones adecuadas para amamantar o extraerse y recoger la leche en el trabajo. Además, muchas mujeres sufren frecuentes dolores en el pezón, y temen que la leche no sea suficiente para mantener al niño, o bien, que al estar recibiendo medicación, la leche afecta negativamente al pequeño.
Respecto a esta últa cuestión, los expertos aseguran que casi todo lo que se suele prescribir es compatible con la lactancia. Incluso medicamentos tan habituales como el ibuprofeno o paracetamol no están contraindicados. También la mayoría de los antibióticos son compatibles con la lactancia, además de los corticoides, la insulina y la tiroxina. Por otro lado, si se han de usar anticonceptivos, los mejores son los mecánicos (preservativo, DIU), las píldoras con progestágenos y el método MELA.
Para cubrir las necesidades de los niños a partir de los seis meses, se deben introducir nuevos alentos sin interrumpir la lactancia materna. Los alentos para los niños pequeños pueden ser preparados especialmente para ellos o basarse en la alentación familiar con algunas modificaciones. La OMS aconseja que los alentos que se vayan introduciendo en la dieta del niño se administren con cuchara o taza, y no con biberón.