En la Tierra a sábado, noviembre 23, 2024

¿Cómo vive un amputado?

Manuela Cantador, de 49 años, llega acompañada de su marido. Baja del coche, y nos saluda con una sonrisa entre la que se entreve nervios. Aparentemente es una mujer normal, lo único que la distingue es una pequeña cojera en una de sus piernas. La curiosidad nos invade, y no podemos dejar de mirar a sus piernas, que se entreven entre una larga falda para sobrellevar el calor sofocante del centro de Madrid.

 

 

Hace falta realizar un examen muy exhausto para darse cuenta cuál es la pierna que perdió, hace ya cinco años, esa mañana del 11M que los españoles no olvidaremos nunca. Una funda de silicona recubre su prótesis, y un momento confundos la prótesis con la pierna sana.

 

 

Con nerviosismo y expectación, Manuela nos guía el camino hacia el centro de fisioterapia al que acudió durante casi dos años para realizar la rehabilitación. Cuando llegamos al centro, en un amplio piso de uno de los barrios de la capital, comprendemos el nerviosismo de Manuela. Aranxta, fisioterapéuta especializada en la rehabilitación de Pacientes amputados, nunca la había visto con falda. Manuela le muestra a Arantxa su falda con la misma ilusión con la que un niño comienza a dar sus preros pasos.

 

Más tranquilos, y tras las presentaciones, comenzamos a conversar en una pequeña sala. A Manuela, el objetivo de la cámara le pone nerviosa, y se nota en sus respuestas, cortas y concisas. Sólo cuando la entrevista está muy avanzada, y el objetivo deja de ser su enemigo, Manuela se relaja, y comienza a hablar con naturalidad.

 

Ni el pasado, ni el futuro concien a Manuela. No quiere recordar cómo era su vida antes, y mucho menos quiere hacer pronósticos sobre su vida dentro de unos años. Lo único que le interesa es el presente, y seguir en su pequeña lucha diaria.

 

En el centro nos encontramos con José Luis, a él le amputaron una pierna a causa de un sarcoma, y está realizando los ejercicios de rehabilitación con Arantxa. Con resignación, y con el áno de Arantxa, José Luis avanza el pasillo. Al ver a Manuela, el respeto y el cariño entre ambos se hace evidente. Comienzan a bromear sobre sus prótesis. ‘La tuya es mejor que la mía‘, le dice José a Manuela. Ambos discuten amigablemente sobre las cosas buenas de una, las malas de la otra… Ambos juguetean con ellas como un juguete nuevo.

 

Manuela tiene razones para mostrar su prótesis como un regalo de reyes recién desempaquetado. Su prótesis es un modelo de últa generación, que se une a su miembro amputado a través de una pequeña prolongación de metal unida al fémur, y que sobresale unos centímetros de su pierna. Su prótesis se basa en el sistema de la oseointegración. La de José Luis es una prótesis que se une a su pierna a través de un encaje, como la de la gran mayoría de los amputados.

 

Sorprende la destreza en sus movientos, ágiles, dinámicos, sin pausa. Pero sobre todo, su optismo, y ganas de vivir. Realizan los ejercicios que normalmente Arantxa utiliza en los procesos de rehabilitación. Los repiten como una lección aprendida de memoria, y que no se olvida nunca.

 

 

josLuisLa conversación a tres bandas da para mucho. Las quejas, las esperanzas, las anécdotas y vivencias se suceden. Uno de los temas que más inquietud me produce es el del ‘síndrome del miembro fantasma‘. La pérdida del miembro no es reconocida el cerebro, y éste sigue actuando como si de hecho la pierna estuviese ahí, en su lugar de siempre, cuando no es así. Los pulsos eléctricos que el cerebro envía al miembro se ‘colapasan’ en los nervios del miembro amputado. No hay respuesta, y el dolor es ‘insotable’. Lo que sería un sple picor en la pierna, un sple pulso nervioso, se convierte en una pesadilla, que ni Manuela ni José pueden hacer ese gesto tan común a la vez que inexplicable de ‘rascarse‘.

 

Sin lugar a dudas llama la atención que a pesar de que en España hay más de 45.000 amputados, este colectivo es casi invisible en los medios. Además, sus problemas y reivindicaciones apenas son conocidos y valorados las instituciones sanitarias. Alguien debería hacer algo para evitar que ningún paciente que tiene que pasar esta situación, se sienta además desamparado y perdido ante la falta de información.

 

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