Parece que una de uno de los rostros más conocidos de la información sanitaria no es bienvenido en todos los hospitales madrileños, al menos, en uno. Prueba de ello es que cuando alguien de su cadena va a cubrir una información la Dircom del susodicho hospital suspira cual un corazón enamorado.
Dicen los entendidos en esto de la Comunicación que las relaciones entre los medios y los gabinetes han de ser inmejorables. Pero no siempre se cumple esta norma. Recientemente he asistido al mal rollo que puede llegar a perar entre estos dos colectivos.
Con la escasez de noticias en periodos estivales y el chaparrón de información que ha supuesto la gripe A, los hay que sin reparar en cuestiones de amistad (o splemente de educación) se han dedicado durante su tiempo de trabajo en verano a hacer leña del árbol caído.
Ahora deberán aclarar si sus malas relaciones llegarán al punto de entorpecer la labor periodística de ambos lados. De todas formas, estaremos atentos….
Los murciélagos nunca duermen…