En la Tierra a sábado, noviembre 23, 2024

EL GRUPO PRISA EN SU LABERINTO

Lo sucedido con el Grupo Prisa en los últos tiempos constituye un autentico misterio empresarial. En pocos meses, ha pasado de ser una compañía admirada muchos como un ejemplo de éxito, a convertirse en objeto de atención su alocada carrera hacia el abismo. Habrá quien diga que se veía venir; que Prisa se ha construido sobre favores y prebendas concedidas todos los gobiernos antes y después de la llegada de la democracia y que la perdida de ese estado de gracia conducía irremediablemente al fracaso. Pero lo cierto es que hace apenas dos años su valor en bolsa cuadruplicaba el actual y entonces nadie cuestionaba su liderazgo en la pujante industria del español.

 

Entonces se embarcó en la compra de la totalidad de las acciones de Sogecable, empresa en la que ya tenía una participación mayoritaria que le otorgaba un control absoluto sobre su gestión. De la noche a la mañana, traiciones consentidas y quizá inspiradas los moradores del Palacio de La Moncloa mediante, el Grupo Prisa se vio en la necesidad de endeudarse más allá de lo aceptable incluso los gestores más temerarios. De la solidez financiera, a una deuda que hoy supera los 6.700 millones de euros (más de un billón cien mil millones de las antiguas pesetas), de los que casi 5.000 millones de euros son deuda bancaria y, de ésta, algo más de la mitad con venciento a corto plazo. Tan absurda era la operación de “opar” Sogecable, donde el Grupo creado Don Jesús de Polanco gozaba de unos socios cautivos y dóciles, que circula los mentideros de Madrid la especie de que la maniobra forma parte de una estrategia urdida Juan Luis Cebrian para arruinar a la Familia Polanco y no dejarles otra salida que vender el Grupo a un Sl de la vida, con mas méritos y afinidad con la vieja guardia del felipismo que los descendientes del fundador. Pero los errores que han venido después invitan a pensar que tras el misterio del Grupo Prisa no hay una conspiración, sino splemente grandes dosis de soberbia e incapacidad para interpretar los extraordinarios y vertiginosos cambios que se están produciendo en el mundo de los medios de comunicación.

 

En el grupo mediático en español más completo y compacto, todo es susceptible de ser vendido con prisas y partes, que sus acreedores bancarios están cada vez más inquietos y exigen a los gestores la venta de activos para liquidar parte de su abultada deuda. Ayer algo de la radio, hoy parte la educación y mañana la ansiada venta de Sogecable. No es una situación de la que resulte fácil salir airoso: el todo vale más que las partes, lo que en la venta a plazos se pierde parte del valor; y la venta de alguna de esas partes puede conducir al Grupo a un callejón sin salida. Es el caso de Sogecable: incluso aunque todavía fuera posible obtener 2.000 millones de euros su venta, esta cifra apenas permitiría reducir la deuda en un 40 ciento; pero el Grupo habría perdido su principal fuente de ingresos y la que se ha mostrado menos sensible a la coyuntura económica. No hay que olvidar que Digital + ató el 54% del EBITDA del Grupo en el prer semestre del año en curso.

 

El laberinto no solo es financiero. La dramática situación de la compañía ha obligado a los medios de Prisa a mantener un enfrentamiento con el Gobierno de Zapatero de posible digestión sus lectores y su audiencia. La carta del Defensor del Lector publicada El Pais el domingo 20 de septiembre revela la encrucijada en la que se encuentra el Grupo: presión al Gobierno de Zapatero o fidelidad a su público. Y es que es casi unáne la interpretación de la reciente línea editorial de PRISA como una revancha la aprobación del Real Decreto Ley 11/2.009, el que se permite la TDT de pago y se posibilita a La Sexta crear un nuevo canal de distribución para la retransmisión de eventos detivos.

 

Me temo que todo este enredo empresarial es la explicación del moviento pendular de la línea editorial del Grupo que está poniendo en entredicho el principal activo (no contabilizado) de sus medios de comunicación: la credibilidad. Buen ejemplo de ello es el patinazo informativo con la que el diario El País abrió su edición del lunes 21 de septiembre.

No es fácil que PRISA encuentre la salida a su laberinto. Pero tampoco es posible. Por mi parte, les deseo suerte y que alguien se decida a emprender el camino de salvar a una gran empresa española con sede en la Comunidad de Madrid.

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