En la Tierra a sábado, noviembre 9, 2024

Periodistas en el foco… del delito

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A Samanta Villar le ha salido caro meterse tanto en el papel cuando realiza sus retajes. La periodista ha sido llamada a declarar ante un juzgado sevillano como putada el robo de unos hierros mientras rodaba una de sus piezas. La semana pasada la policía detuvo a otro periodista que sulaba comprar droga.

 

Los hechos tuvieron lugar mientras acompañaba a una familia gitana en la recogida de chatarra durante la grabación de su retaje: 21 días en una chabola.

 

El caso de Samanta Villar es muy llamativo, pero no es el único en el que el periodista se la juega mientras trabaja. La retera de Cuatro se metizó tanto con el ambiente que acabó acompañando a la familia que la acogió en sus actividades delictivas. La cadena ha querido aclarar mediante un comunicado que la participación de la periodista en el robo se debe al desempeño de una labor informativa, sin áno de lucro. No obstante, Samanta será llamada a declarar de nuevo el 13 de octubre en la sede del juzgado de instrucción 7 de Sevilla, puesto que no pudo presentarse a declarar en Barcelona compromisos profesionales.

 

La semana pasada supos que un periodista de un canal nacional que sulaba querer comprar droga en el barrio de Ventanielles fue detenido la Policía Local. El periodista trataba de hacer un retaje sobre la situación del barrio ovetense, en el que los vecinos denuncian el aumento del tráfico de drogas y de la inseguridad ciudadana. Pero su actitud sospechosa alertó a la Policía. Aunque fue puesto en libertad tras explicar que estaba trabajando para la televisión.

 

Los periodistas de investigación se arriesgan a ser pillados. En diversos programas de retajes hemos visto a los periodistas acudir a clínicas de dudosa reputación, haciéndose pasar clientes, a sedes de sectas religiosas para hacerse pasar fieles, intercambiar nografía infantil con algún pederasta Intet haciéndose pasar menores, meterse en redes de prostitución o intentar ‘pillar’ drogas al camello de turno frente a una discoteca. En algunos casos hemos visto incluso al periodista adquirir la sustancia. Pero en estas situaciones los profesionales no sólo se arriesgan a que las autoridades les detengan llevar a cabo acciones ilegales, sino que pueden llegar a ser descubiertos, lo que entrama cierto peligro.

 

En un retaje de Diario de sobre la cienciología la periodista, que estaba infiltrada como una interesada en ingresar como fiel, fue descubierta los integrantes de esta religión, y en este caso la única consecuencia fue que inmediatamente la echaron de la sede. Pero ha habido casos más serios, unas periodistas que realizaban un retaje de investigación sobre las redes de prostitución de lujo levantaron las sospechas de algunos de los que llevaban el negocio. Sus insistentes preguntas hicieron pensar a los jefes de la banda que eran policías. Aunque finalmente siguieron con su farsa sin problemas.

 

Pero no siempre son los periodistas los que se exponen a ser ‘cazados’. Un ejemplo llamativo es el del programa de La Sexta Vidas Anónas. En junio saltaba la noticia de que agentes de la Policía Nacional de Valencia detuvieron en el barrio de La Coma a ocho personas tenencia ilícita de armas y tráfico de drogas después de que algunos de ellos aparecieran en el citado programa enseñando ante las cámaras las drogas y las armas. Quizá a partir de ahora la gente se lo piense más y sea más difícil ver delinquir a la gente tan alegremente ante las cámaras.

 

Seguiremos informando…

 

 

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