El laboratorio estadounidense y la compañía belga han hecho negocio. Previo pago de 4.500 millones de euros, más 300 sujetos a la consecución de objetivos, Abbott se queda con los fármacos de Solvay, amplía su cartera de productos y se hace fuerte en los mercados emergentes. Las repercusiones de esta compra llegarán, antes o después, a sus filiales españolas pero aquí, no saben, no contestan.
Los departamentos de Comunicación de ambas compañías, con los que intentamos contactar desde ayer, hacen gala de su buen hacer cuando la información es delicada: desaparecen. A través de terceros, los responsables de comunicarse con los medios nos derivan bien a la agencia correspondiente, Ketchum SEIS en el caso de Abbott, bien a la web corativa, en el de Solvay. ¡Bienvenidos a la información oficial! Como en aquellas ruedas de prensa, aquí tampoco se admiten preguntas.
Con un ‘toda la información sobre la compra la gestiona nuestra agencia‘, Abbott España pasa la pelota a Ketchum que, de momento, se lita a enviar el comunicado oficial (en inglés, claro) de la compañía, disponible desde ayer para cualquier interesado en www.abbott.com. ¿Quieres saber los efectos de la compra para la filial española? Lo siento, ‘no dispongo de más información‘. Si no te sobra tiempo, en la web de Solvay (www.solvayiberica.es), el comunicado está en español. Un detalle. La versión cambia un poco pero los datos son los mismos. Eso sí, si esperas algunos días tal vez puedan procionarte algún dato. Pero sólo tal vez. Y sólo si esperas… ¡Qué manera de entender eso de la inmediatez de los medios digitales!…
No es difícil suponer que esta compra traerá reajustes de divisiones y de plantilla y cambios estratégicos para las filiales españolas de ambos grupos, presentes en nuestro país desde hace más de 50 años. Para conocerlos habrá que esperar. Sus departamentos de Comunicación ya están a toda máquina.
