La Sección Sindical de UGT en la Agencia EFE se ha posicionado en el conflicto que mantiene el Presidente Alex Grijelmo con los trabajadores de Detes. Por su interés transcribos el comunicado que pone de manifiesto la guerra abierta con la cúpula de EFE.
PUBLICADO ESTA MAÑANA: Grijelmo se enfrenta ahora con la redacción de Detes
Vergüenza. Muy poca. La que tiene Alex Grijelmo, capaz, sin ruborizarse, de aprovechar una reunión ‘rutinaria’ con la redacción de Detes para amenazar a sus integrantes con echar tierra su carrera profesional de muchos años y con hacerles engrosar las listas del paro, splemente que, en un ejercicio de libertad de expresión, ‘osaron’ firmar en bloque un escrito en el que manifiestan su desacuerdo con la plantación, la fuerza, de la famosa integración.
No se niegan a nada, que saben que no pueden hacerlo y son escrupulosos en el cumpliento de su labor profesional, pero también son conscientes de que les asiste el derecho fundamental de expresar su opinión en libertad, ésa que Grijelmo ha coartado en la Agencia EFE.
“El que no se integre, se desintegrará”, dijo hace tiempo Grijelmo. ¿Una amenaza? ¿Una advertencia?. Por lo que ha demostrado con sus actos últamente, está claro que fue lo prero. Debería haberse quitado la careta de hombre bueno y haber dicho: “A quien no se integre, lo desintegraré. A quien no acepte, sin rechistar, todas mis propuestas, le arruinaré la vida”. Se habría ajustado más a la verdad.
Vergüenza. Ajena. La que sienten la mayoría de los empleados de EFE, los que están y los que han estado, los que la han consolidado como la cuarta agencia de noticias del mundo un logro que, supuesto, no es mérito de Grijelmo, los que han centado su prestigio, los que de verdad la aman.
Sienten vergüenza ajena tener un presidente que actúa como si esta empresa PUBLICA fuese suya, como si sus trabajadores fuesen esclavos que no tienen ningún derecho. Y también se ruborizan ante la actitud sumisa del equipo directivo que le rodea, vocero incondicional de su discurso y dispuesto a hacer todo lo que ordene su amo para conservar su privilegiada posición.
Vergüenza. Torera. La que derrochan cada día los trabajadores de esta Casa para seguir cumpliendo con su deber bajo una presión casi insotable. La que les permite dormir con la conciencia tranquila. La que les sirve para mantener viva la esperanza de que algún día aflore en Alex Grijlemo la bondad que, según dicen, todos llevamos dentro y se digne a negociar lo que la Ley marca que tiene que ser negociado con los representantes legales de los trabajadores de EFE.
Es lo único que se le pide. Que negocie. Que ponga en práctica el ‘talante’ que pregonaba quien le puso a dedo al frente de esta empresa y deje a un lado conductas dictatoriales propias de otros tiempos. Sería la mejor noticia para una agencia que difunde miles todos los días y que espera ese cambio de actitud con ansiedad.
Madrid, 30 de Septiembre de 2009