La memoria, el aprendizaje o la capacidad de atención pueden disminuir la falta de líquidos, sobre todo cuando el cuerpo sufre pérdidas de más del 2%. Estas son las conclusiones del Estudio sobre ‘Hidratación y Rendiento Cognitivo’ dirigido el doctor J. A. Flórez, Catedrático de la Universidad de Oviedo.
Durante el verano son múltiples los mensajes que se lanzan a la ciudadanía en general sobre la tancia de una buena hidratación. Sin embargo, con la llegada del otoño, y la bajada de temperaturas se nos olvida lo tante que es estar correctamente hidratados. Si bien durante el verano, la hidratación es tante como una necesidad fisiológica, el resto del año mantener unos adecuados niveles de hidratación nos permitirá trabajar y estudiar más, y mejor.
Con motivo de la vuelta al trabajo, y el comienzo del curso universitario el Observatorio de Hidratación y Salud (OHS) recuerda la tancia de beber de 2 a 3 litros al día incluyendo variedad de bebidas.
En este sentido, las conclusiones del Estudio ‘Hidratación y Rendiento Cognitivo’, dirigido el doctor José Antonio Flórez, Catedrático de la Conducta de la Universidad de Oviedo, ha puesto en evidencia que además de los estudiantes, los trabajadores con alto rendiento mental, y la población en general se ve afectada las consecuencias de una insuficiente ingesta de líquidos.
El estudio pone en evidencia que a partir de un dos ciento de grado de deshidratación, se producen pérdidas momentáneas de memoria, disminuye significativamente la atención, las respuestas reflejas, la coordinación psicomotriz, la voluntad y pensamiento, y la coordinación visual y motora.
Cuando las pérdidas superan el 6% es frecuente que se produzcan delirios y alucinaciones, disminuye drásticamente la memoria a corto plazo y la capacidad de concentración.
