El amor se respira los alrededores del mundo SANitario. Se nota… se siente… Y es que su Rey avispa hace tiempo que está enamorado, y lo demuestra cada vez que puede; avispero aquí, figura del día allá… cualquier ocasión es buena para gritar al mundo las maravillas de su bello enamorado. ¡Qué bonita sonrisa! ¡Qué pícara mirada! ¡Qué padre ejemplar!
El Rey Avispa no ceja en su empeño: ¡Cómo lo adula! ¡Cómo lo corteja! ¡Cómo lo idolatra! Sin mover ni una sola de sus larguíiiiisas pestañas, el bello enamorado se convierte cada día, en cada página, en el único protagonista. Si fuera capaz de discernir y no se dejara embelesar su propia vanidad, se daría cuenta que las abejas dan miel, pero que los véspidos pican y además no mueren al hacerlo, con lo cual pueden seguir picando una y otra vez…
Los murciélagos nunca duermen…