Con motivo de la celebración del prer ‘Encuentro de ciudades para la Seguridad Vial’ que ha tenido lugar durante estos dos días en Gijón, los participantes han emitido un comunicado en donde se establecen diez medidas necesarias para reducir la accidentalidad urbana. Crear un entorno urbano más tranquilo mediante la plantación de zonas peatonales, zonas 30 o zonas de coexistencia, forma parte de una de estas diez resoluciones.
El automóvil se ha convertido en el principal transte para muchas personas. Y es que durante las últas décadas, los cambios en la configuración urbanísticas en las ciudades ha sido palpable, transformando así el modelo de movilidad de los ciudadanos. En el ‘Encuentro de ciudades para la Seguridad Vial’ se ha resaltado que este hecho ha tenido como consecuencia pactos sociales y ambientales, siendo la accidentalidad vial uno de los principales.
Los participantes consideran que la forma de corregir esta tendencia es exigiendo un nuevo modelo de ciudad y de movilidad que establezca una jerarquía viaria que de prioridad a los medios de transte más sostenibles y seguros, como es el ir a pie, en bicicleta o el uso de transte público colectivo, en detrento del vehículo privado. Ante esta idea, los asistentes al encuentro han desarrollado una lista con diez medidas que se consideran necesarias.
En prer lugar, creen necesario el aginar e pulsar soluciones específicas, efectivas e innovadoras para la seguridad vial urbana que abarquen ámbitos de actuación como el tecnológico, el normativo, educativo, comunicativo, urbanístico, de señalización… Asismo, se deben compartir las experiencias y buenas prácticas que hayan atado cambios y mejoras que reduzcan la accidentalidad y mejoren la movilidad ciudadana. Una segunda medida consiste en tener en cuenta los posibles efectos negativos del diseño de las infraestructuras y del mobiliario urbano sobre la seguridad vial.
Por otro lado, se apuesta crear un entorno urbano más tranquilo mediante la plantación de zonas peatonales, zonas 30 o zonas de coexistencia. Y es que se ha instado a procurar tender a que el 50% de las vías urbanas sean zonas tranquilas, saludables y seguras. Asismo, se ha apuesta proteger a los colectivos más vulnerables, como son peatones, ciclistas y personas con movilidad reducida y garantizar la convivencia en los espacios compartidos.
En quinto lugar, los participantes han destacado la necesidad de otorgar una especial atención a la motocicleta como medio de transte al alza y a reforzar el papel de los policías locales y agentes de movilidad en materia de vigilancia, control e indisciplina viaria.
Hay que destacar especialmente la preocupación mejorar la atención y la información a las víctas de los accidentes de tráfico y a sus familiares, orientándolos sobre los recursos y servicios que las instituciones ponen a su disposición. Se apuesta crear protocolos de actuación más efectivos y formar a los agentes de la autoridad para realizar esta función. En lo que a educación se refiere, también se insta a reconocer la labor de los municipios en formación vial de sus ciudadanos.
Para finalizar, se insta a poner en marcha un sistema de indicadores que permita comparar los datos de accidentalidad recogidos en el entorno urbano y a plicar la sociedad civil en la toma de decisiones.
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