Hasta el 30 de septiembre, las jefaturas de tráfico habían expedido 716.808 nuevos permisos, cuando en el ejercicio anterior la cifra había sido de 960.119, es decir un 13% menos. ¿En qué se traduce esto? En despidos, cierre de autoescuelas y precariedad en el sector, una situación que empeorará con la conocida Ley Ómnibus. De hecho, según la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), más de 5 mil profesionales de formación vial ya han perdido su trabajo desde enero. Además, más de 180 empresas han cerrado.
La crisis también se ceba sobre las autoescuelas. Y es que se han expedido casi un cuarto de millón de permisos menos con respecto al mismo periodo de 2008. Ante esta situación, la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) alerta que desde que empezó este año, 3.504 profesores y 1.707 directores de autoescuela han perdido su empleo, lo que equivale a una caída de un 16% respecto al año pasado, cuando estaban empleados 25.073 profesores y 6.999 directores. Además, hay que destacar que más de 180 autoescuelas se han visto obligadas a cerrar. A pesar de todo, nada parece indicar que las cosas puedan cambiar.
En opinión de los representantes de las autoescuelas, no ayudará el actual proyecto de Ley Ómnibus, que introduce mayor competitividad rebajando las exigencias para abrir escuelas de conducción teórica (con menos requisitos de calidad y control tanto de materiales como de profesores e instalaciones). La Confederación destaca que la calidad de la formación se verá reducida. Y es que, hasta ahora, casi un 100% de los futuros conductores acuden a una autoescuela a pesar de poder examinarse libre, mostrando así la confianza en la enseñanza y la mejor formación.
Por su parte, José Miguel Báez, presidente e la CNAE, considera que ‘si una hipotética mejora de la competitividad en un sector liberalizado y con gran cantidad de oferta se pretende hacer a costa de la calidad, la política de seguridad vial del país está en riesgo irremediablemente’. De hecho, una de las reivindicaciones de la Confederación es que precisamente se regule un míno de horas de formación y se mejore el sistema de exámenes para que la evaluación del futuro conductor se haga sobre la comprensión de las normas y su relación con la seguridad, y no sobre la base de la memorización.
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